Cada vez es más común ver a algunos influencers y negocios utilizando la táctica de mostrar cuánto facturan mensualmente, buscando atraer la atención de un público desesperado por salir adelante y mejorar su situación financiera. Y, curiosamente, el público objetivo de estos personajes suele ser aquel que carece de amplios conocimientos en finanzas o negocios, personas que fácilmente caen ante el brillo de los espejitos.
Sorprende que, a pesar de los siglos de historia y de todas las estafas que han marcado a la humanidad, a pesar del acceso a la información y la tecnología que tenemos hoy, aún hay cientos, miles, millones de personas que se dejan seducir por videos, páginas web, seminarios y cualquier medio que les prometa una receta para la riqueza rápida. Les venden la ilusión de que la prosperidad y el lujo que esos “gurús” exhiben están a solo un clic de distancia.
Todos, absolutamente todos, siguen la misma fórmula: vender castillos en el aire. Como dicen en los pasillos de Wall Street cuando un análisis carece de sustancia, estas promesas no tienen fundamento. Te prometen altos retornos de la noche a la mañana, te cuentan que hace poco no eran nada y que ahora el mundo está a sus pies, gracias a una “gracia divina” que solo pocos poseen. Y, como almas caritativas que son, quieren compartir contigo sus secretos… claro, siempre y cuando estés dispuesto a realizar una «pequeña» inversión inicial, pagar por un curso, o sumarte a su “exclusivo” club de inversionistas.
¿Y cómo logran este engaño? Mezclan los ingredientes perfectos: la codicia, el deseo de superación, la habilidad del vendedor de humo para convencer, y la presión social del entorno. Es una receta infalible para atrapar a quienes buscan atajos hacia la riqueza.
Demos un vistazo a algunas de las estafas más memorables de la historia, para entender cómo operan estos falsos profetas:
- Bernard Madoff (2008)
- Modus operandi: Bernard Madoff, ex presidente de Nasdaq, lideró el mayor esquema Ponzi de la historia, desviando unos $65,000 millones de dólares. Prometía rendimientos constantes y elevados, sin importar las condiciones del mercado. Se ganó la confianza de bancos, fondos de inversión y filántropos, utilizando el dinero de nuevos inversores para pagar a los anteriores.
- Artífice: Bernard Madoff, condenado a 150 años de prisión en 2009, falleció en prisión en 2021.
- Albanian Ponzi Schemes (1997)
- Modus operandi: En la década de 1990, varias estafas piramidales surgieron en Albania, prometiendo rendimientos de hasta un 100% en pocos meses. La falta de regulación financiera y de alternativas de inversión confiables facilitó su expansión. Dos tercios de la población albanesa cayeron en la trampa. Cuando los esquemas colapsaron, provocaron disturbios civiles y la caída del gobierno.
- Artífices: Empresas fraudulentas como VEFA, Gjallica y Kamberi, que operaban sin supervisión gubernamental.
- Caritas (Rusia, 1994)
- Modus operandi: Este esquema prometía rendimientos del 200% en tres meses, atrayendo a millones de rusos. Se aprovechó de la falta de regulación en la Rusia post-soviética. Cuando colapsó, millones de personas perdieron los ahorros de toda su vida.
- Artífice: Sergei Mavrodi, fundador de la empresa MMM, que eventualmente se declaró en bancarrota y fue arrestado.
- TelexFree (2014)
- Modus operandi: TelexFree se presentaba como una empresa de telecomunicaciones, pero su verdadero negocio era captar nuevos «promotores» que compraban paquetes de participación. Prometía grandes ganancias a quienes reclutaran a más personas. El esquema se vino abajo cuando las autoridades de Estados Unidos y la República Dominicana intervinieron.
- Artífices: Carlos Wanzeler y James Merrill, quienes enfrentaron cargos de fraude en Estados Unidos. En la República Dominicana, muchos afectados denunciaron la pérdida de sus inversiones.
Estas estafas no discriminan: atrapan a millonarios, ricos, clase media, pobres, a quienes creen ser ricos y en realidad no lo son, y a aquellos de clase media que sueñan con ser millonarios. No tienen una preferencia de clase social; solo buscan a quienes ansían ser ricos sin el mínimo esfuerzo. Por eso, siempre le digo a mis clientes: si alguien tiene que decirte cuánto gana al mes o cómo su vida cambió de un día para otro para ofrecerte una inversión, ¡sal corriendo de ahí!
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