Este domingo se cumplió un mes desde que los 33,000 trabajadores de la Asociación Internacional de Maquinistas (IAM) iniciaron una huelga contra Boeing, que ha tenido un impacto devastador en las finanzas de la empresa y en la industria aeroespacial. Según un análisis realizado por Anderson Economic Group, las pérdidas totales ascienden a casi US$ 5.000 millones, cifra que pone de manifiesto las dificultades que enfrenta Boeing, un gigante que alguna vez fue sinónimo de calidad en la industria aeronáutica de Estados Unidos.
La huelga, iniciada el pasado 13 de septiembre, ha paralizado las operaciones de la planta de producción de Everett, Washington, dejando de fabricar aviones y afectando tanto a los trabajadores como a los accionistas de Boeing, quienes han soportado la mayor parte de las pérdidas, estimadas en US$ 3.700 millones. Los efectos económicos no se limitan solo a la compañía; proveedores, empresas locales y clientes de Boeing están sufriendo un impacto considerable.
El costo para los proveedores y la economía local
Los proveedores de Boeing, parte crucial de la cadena de suministro aeroespacial, han registrado pérdidas significativas. Durante el primer mes de huelga, estas ascienden a US$ 900 millones. Empresas locales en el área de Seattle, cuyos ingresos dependen en gran medida de las operaciones de Boeing, también se han visto afectadas. Se estima que los trabajadores no pertenecientes a Boeing en la región han sufrido pérdidas por un total de US$ 102 millones.
Patrick Anderson, director general de Anderson Economic Group, destacó que las pérdidas continúan aumentando conforme la huelga se prolonga. «Los proveedores, las empresas del área de Seattle y los clientes de Boeing están pagando parte del precio», señaló Anderson. Además, clientes internacionales de Boeing, como las aerolíneas que dependen de sus productos y servicios, han acumulado pérdidas que se acercan a US$ 285 millones.
Un desafío financiero para Boeing
Boeing se enfrenta a un escenario complejo en términos financieros. La empresa ha agotado gran parte de su liquidez, lo que podría llevarla a considerar pedir préstamos o emitir acciones para mantener sus operaciones durante la huelga. El 10% de su plantilla, unos 17.000 empleados, será despedida en los próximos meses, según un comunicado oficial de la compañía. «Nuestro negocio está en una posición difícil, y los retos son grandes», expresó Kelly Ortberg, CEO de Boeing, en un correo dirigido a los empleados.
Este panorama sombrío se suma a los problemas anteriores de la empresa. Boeing se declaró culpable de defraudar a la Administración Federal de Aviación (FAA) por no revelar una actualización crítica en el sistema de su flota 737 Max, que resultó en dos accidentes fatales en 2018 y 2019. Este incidente le costó a Boeing casi US$ 1.000 millones en multas, en un acuerdo aún bajo revisión judicial.
Las negociaciones: un camino difícil
Las conversaciones entre Boeing y el sindicato IAM no han logrado avances significativos. Después de dos días de negociaciones bajo mediación federal, las partes no lograron llegar a un acuerdo. Stephanie Pope, presidenta y CEO de la división de aviones comerciales de Boeing, calificó las demandas del sindicato como «no negociables». A pesar de ello, John Holden, presidente de la IAM del Distrito 751, afirmó que un acuerdo sigue siendo posible y que el sindicato cuenta con los recursos para apoyar a los trabajadores en huelga durante el tiempo que sea necesario.
Holden también reconoció el impacto potencial de la huelga en la economía a largo plazo. «Afectará al PIB del año y a la producción futura de la cadena de suministro aeroespacial», afirmó. Cuanto más tiempo dure la huelga, más complicado será para Boeing reanudar sus operaciones y recuperar el ritmo de producción.
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