El Banco de Inglaterra sorprendió a los mercados al reducir su tasa de interés en un cuarto de punto porcentual, situándola en 4.25%. En un contexto internacional marcado por políticas proteccionistas y desaceleración económica, la entidad busca estimular el crecimiento ante señales de enfriamiento en la economía británica.
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La decisión del Banco de Inglaterra se produce en medio de una creciente incertidumbre económica global, acentuada por la reciente escalada de aranceles comerciales impulsada por la administración del presidente estadounidense Donald Trump. Estas medidas han golpeado a las exportaciones británicas, especialmente en sectores clave como manufactura avanzada y farmacéutica.
Entre las principales razones que justifican la baja de tasas se encuentran:
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Preocupaciones sobre el crecimiento económico: La autoridad monetaria intenta incentivar el crédito y el consumo en un momento donde el PIB proyectado para 2025 fue ajustado de 1.5% a 1.25%. El banco estima que los aranceles podrían reducir el tamaño de la economía británica en un 0.3% en tres años.
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Inflación moderada: Con un nivel inflacionario situado en 2.6% anual, el Banco de Inglaterra considera que existe margen para aplicar políticas más expansivas sin poner en riesgo la estabilidad de precios.
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Estrategia divergente respecto a la Fed: Mientras la Reserva Federal de EE.UU. mantiene sin cambios su tasa de referencia, el Reino Unido opta por estimular la economía, lo que refleja un enfoque distinto ante riesgos similares.
En cuanto al impacto esperado, las autoridades monetarias confían en que la reducción de tasas contribuya a impulsar el consumo interno y la inversión, contrarrestando los efectos negativos de los aranceles y la desaceleración internacional. El banco también proyecta que la inflación podría descender al 2% hacia inicios de 2027, gracias a factores como la baja en los precios de la energía y la competencia externa, especialmente de productos provenientes de China.
No obstante, el panorama sigue nublado. A pesar de los avances en las conversaciones para un nuevo acuerdo comercial entre Reino Unido y Estados Unidos, los exportadores británicos continúan enfrentando condiciones inciertas. La eficacia del recorte de tasas dependerá, en buena medida, del desenlace de estas negociaciones.
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