El presidente de Rusia, Vladímir Putin, ha promulgado una nueva legislación que prohíbe a ciudadanos de países donde se permite el cambio de sexo adoptar niños rusos. Esta medida refuerza la política del Kremlin en defensa de lo que considera el «orden natural» de la familia, una posición que ha marcado su estrategia desde hace más de una década.
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La ley, que afecta a naciones como España, Alemania, Suiza e Italia, busca excluir «cualquier posibilidad de adopción de niños rusos por parte de representantes de las comunidades LGBTI», según declaraciones de Viacheslav Volodin, presidente de la Duma Estatal, la cámara baja del Parlamento ruso.
Argumentos y antecedentes
Volodin justificó la decisión argumentando la necesidad de proteger a los menores de situaciones que, en su opinión, podrían vulnerar su bienestar. «Un extranjero que ha adoptado a un niño ruso puede cambiar de sexo después de regresar a su país, pero lo peor es que también puede cambiar el sexo del niño adoptado», afirmó durante el debate parlamentario.
Esta preocupación se suma a un historial de endurecimiento en las políticas de adopción internacionales en Rusia. Desde 2011, el país ha restringido la adopción para ciudadanos de países que han legalizado el matrimonio entre personas del mismo sexo. Las restricciones actuales afectan a doce naciones, entre ellas España e Italia, que históricamente lideraban las estadísticas de adopciones de niños rusos.
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En septiembre, Anna Kuznetsova, vicepresidenta de la Duma, informó que las adopciones internacionales se habían detenido por completo. Durante los últimos 30 años, más de 100,000 menores rusos fueron adoptados por familias extranjeras, una práctica que ahora se encuentra bajo un escrutinio mucho mayor.
Ampliación de medidas pro familia
La legislación promulgada por Putin no es un hecho aislado. Desde 2013, Rusia ha implementado normativas dirigidas a lo que el gobierno denomina la protección de la familia tradicional. Entre ellas, destaca la prohibición de la propaganda de relaciones sexuales no naturales dirigida a menores, una medida ampliamente respaldada dentro del país.
En 2022, esta protección se amplió para prohibir cualquier promoción de la homosexualidad o temas relacionados con personas transgénero en medios de comunicación, internet, literatura, cine y publicidad. Estas acciones forman parte de un enfoque político que busca afianzar valores conservadores y, según las autoridades, proteger el tejido social de la nación.
Impacto en países afectados
España e Italia, que históricamente lideraron las cifras de adopción de niños rusos, se encuentran entre los países afectados por esta nueva legislación. Según Volodin, la política adoptada por estas naciones, que permite el cambio de sexo incluso en menores de edad, es vista como una amenaza directa al orden natural de la humanidad.
La nueva ley entiende por cambio de sexo cualquier proceso que implique tratamientos médicos, con o sin intervención quirúrgica, así como modificaciones legales en la documentación del género.
Reacciones y contexto global
Esta legislación se produce en un contexto de creciente polarización entre los valores tradicionales promovidos por el Kremlin y las políticas sociales más extremistas adoptadas por muchos países occidentales. Si bien las medidas han sido criticadas por algunos países, dentro y fuera de Rusia encuentran un fuerte respaldo entre sectores conservadores de la población.
La prohibición no solo refuerza el mensaje político del gobierno de Putin hacia la protección de la familia tradicional, sino que también refleja una estrategia de protección a lo que se considera una campaña hostigante de países occidentales que están a favor de destruir el orden natural de la sociedad.
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