Washington– El reciente informe del Fondo Monetario Internacional (FMI) presenta un panorama mixto para las economías de América Latina y el Caribe. A medida que el mundo avanza en un contexto postpandemia, la región enfrenta oportunidades y desafíos que serán determinantes para su desempeño económico en los próximos años. En este artículo, se analizan las proyecciones del FMI y cómo República Dominicana, una de las economías más dinámicas de la región, se perfila para superar las expectativas de crecimiento, mientras se exploran los factores que pueden influir en el rumbo económico de la región.
América Latina y el Caribe: Un Crecimiento Modesto
Según el FMI, América Latina y el Caribe experimentarán un crecimiento moderado en 2024, alcanzando un 2.3%, lo cual, aunque positivo, sigue siendo modesto en comparación con otras regiones emergentes como Asia. Esta proyección se sustenta en una recuperación gradual de los precios de productos básicos y un leve incremento en la actividad del sector servicios. Sin embargo, la región sigue siendo vulnerable a factores externos como la volatilidad de los precios de las materias primas, las tensiones geopolíticas globales y los fenómenos climáticos extremos que afectan directamente a las economías dependientes de la agricultura y el turismo.
República Dominicana: Un Caso Destacado en la Región
En este contexto, la República Dominicana se perfila como una excepción positiva dentro del Caribe. Con una proyección de crecimiento del 4.8% para 2024, el país se destaca por su capacidad de atraer inversión extranjera directa, especialmente en el sector turístico y en proyectos de infraestructura. Esta dinámica, según el FMI, responde a una combinación de políticas públicas que han promovido un clima de inversión favorable y a la resiliencia demostrada por la economía local ante las fluctuaciones externas.
No obstante, el FMI advierte que para mantener este ritmo de crecimiento, es crucial que el país implemente políticas fiscales responsables. En este sentido, la consolidación fiscal se presenta como un elemento esencial para garantizar la estabilidad macroeconómica y evitar la acumulación de deuda que podría comprometer las finanzas públicas a largo plazo. Además, se recomienda fortalecer las reservas internacionales para proteger la economía de posibles shocks externos.
Política Monetaria y Fiscal: Claves para el Futuro
La región en general se encuentra en un delicado equilibrio en términos de política monetaria. Tras un periodo de ajuste para contener la inflación que se aceleró durante los últimos años, muchos bancos centrales en América Latina han comenzado a relajar sus políticas, buscando un estímulo a la demanda interna. Sin embargo, este movimiento conlleva riesgos, especialmente en un entorno donde las presiones inflacionarias persisten, en particular en el sector de servicios. La capacidad de los bancos centrales para manejar estas presiones sin desestabilizar el crecimiento será crucial en los próximos meses.
En cuanto a la política fiscal, el informe del FMI subraya la necesidad de una consolidación gradual pero efectiva. La mayoría de los países de la región han adoptado políticas expansivas en los últimos años para hacer frente a los efectos de la pandemia, lo que ha elevado significativamente los niveles de deuda pública. Ahora, la prioridad es reducir estos déficits de manera sostenible, evitando al mismo tiempo un ajuste fiscal demasiado drástico que podría frenar el crecimiento. El desafío es particularmente relevante para países con acceso limitado a financiamiento internacional, donde el espacio fiscal es más reducido y las opciones de política son limitadas.
Riesgos y Oportunidades para la Región
El FMI advierte que, a pesar de las perspectivas positivas en algunos países como República Dominicana, la región enfrenta riesgos considerables. Las tensiones geopolíticas globales, las fluctuaciones en los precios de los productos básicos y la volatilidad de los mercados financieros podrían afectar negativamente las proyecciones de crecimiento. Además, la fragmentación comercial impulsada por políticas proteccionistas y la desaceleración de economías clave como China presentan desafíos adicionales para América Latina y el Caribe.
No obstante, el informe también resalta oportunidades significativas. La región tiene el potencial de beneficiarse de las inversiones en tecnología y energías renovables, áreas que podrían ser clave para diversificar las economías locales y reducir la dependencia de productos básicos. Para aprovechar estas oportunidades, el FMI enfatiza la importancia de las reformas estructurales que promuevan un entorno de inversión más competitivo y eficiente.
Perspectiva
América Latina y el Caribe, y en particular la República Dominicana, se encuentran en una encrucijada económica en 2024. La capacidad de los países para manejar adecuadamente sus políticas monetarias y fiscales, junto con su habilidad para adaptarse a un entorno global cada vez más complejo y fragmentado, determinará el éxito de la región en los próximos años. El FMI destaca la necesidad de actuar con prudencia, implementar reformas estructurales y fortalecer los mecanismos de cooperación multilateral para asegurar un crecimiento sostenible y equitativo.
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