Israel ha lanzado una ofensiva simultánea en Gaza, Cisjordania y Líbano, mientras coordina con Estados Unidos los posibles objetivos en Irán. Este movimiento estratégico busca neutralizar a las organizaciones terroristas Hamas y Hezbollah, financiadas por Irán, que han incrementado sus ataques contra Israel.
En Beirut, la Fuerza Aérea de Israel bombardeó un bunker en Dahiya, un suburbio chiíta, donde se cree que se encontraba Hashem Safieddine, primo de Hassan Nasrallah y posible sucesor en la conducción de Hezbollah. Aunque no se ha confirmado la muerte de Safieddine, las bombas destruyeron el bunker y causaron bajas significativas en la jefatura de Hezbollah. Este es el segundo ataque en diez días que apunta a desmantelar la cadena de mando de Hezbollah.
Simultáneamente, jets de guerra israelíes atacaron Tulkarm en Cisjordania, desmantelando células de Hamas responsables de la masacre del 7 de octubre. A diferencia de operaciones anteriores, esta vez se utilizaron aviones en lugar de infantería y drones, lo que permitió desmantelar células terroristas que preparaban ataques en territorio israelí.
En el sur del Líbano, las tropas israelíes enfrentan la resistencia de Hezbollah. El primer ministro Benjamín Netanyahu ha desplegado cinco divisiones para destruir túneles y arsenales cerca de la frontera con Israel. Además, se ha ordenado el traslado obligatorio de los habitantes de 37 pueblos y ciudades al norte del río Litani, anticipando una ofensiva más amplia contra Hezbollah.
Este movimiento migratorio y la intensificación de la ofensiva terrestre indican una estrategia clara de Israel para avanzar contra Hezbollah en todo el sur del Líbano, ignorando la Línea Azul y la Buffer Zone establecidas por la ONU en 2006. La zona de combate en el sur del Líbano es más extensa y complicada que Gaza, y los combatientes de Hezbollah están mejor entrenados y equipados que los de Hamas.
El Día que el Cielo se Oscureció: La Escalada del Conflicto entre Irán e Israel
Hezbollah y Hamas son considerados proxies de Irán en Medio Oriente, utilizados para atacar a Israel sin involucrarse directamente en el conflicto. Sin embargo, los recientes ataques y la Operación Beeper han empujado a Irán hacia el centro del conflicto. En respuesta, Teherán lanzó un ataque aéreo con 180 misiles, que fue contenido por los sistemas de defensa de Israel y Estados Unidos.
La respuesta israelí se está coordinando con la Casa Blanca, y aunque Netanyahu no descarta un ataque al proyecto nuclear de Irán, el presidente Joe Biden ha expresado su preocupación de que esto podría desencadenar una guerra total en la región. En su lugar, se está planificando un ataque quirúrgico sobre las refinerías petroleras de Irán, su principal fuente de ingresos económicos.
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