Diario Financiero.– Decir “gracias” o “por favor” a ChatGPT no cuesta nada para el usuario, pero sí representa un gasto millonario para OpenAI, la empresa detrás del popular modelo de inteligencia artificial. Así lo confirmó Sam Altman, CEO de la compañía, al revelar que esas muestras de cortesía —por pequeñas que parezcan— generan un impacto energético notable.
Cada palabra, saludo o despedida que procesan los modelos de IA activa potentes servidores cargados con GPUs, unidades gráficas que consumen grandes cantidades de electricidad. El sistema de procesamiento se mide en tokens, fragmentos de palabras que requieren operaciones computacionales complejas.
Aunque el costo por token es pequeño, el volumen global es colosal. Según estimaciones recientes, cada consulta a ChatGPT-4 consume cerca de 2,9 watt-hora de electricidad, lo que equivale a unas diez veces más que una búsqueda en Google.
Puedes leer: Samsung Lanza Galaxy Tab S10 FE y FE+ con Pantalla Más Grande
Multiplicado por el número de interacciones diarias, el resultado es monumental. Con más de mil millones de consultas al día, OpenAI estaría consumiendo aproximadamente 2,9 millones de kilowatt-hora cada 24 horas, una cifra que supera el consumo diario de electricidad de muchas ciudades pequeñas.
“Son decenas de millones de dólares bien gastados”, afirmó Altman, justificando el costo como parte de la misión de ofrecer una experiencia más humana y educada con las máquinas.
El comentario de Altman resalta un tema que rara vez se discute: la huella energética de la inteligencia artificial. Mientras se avanza hacia modelos cada vez más poderosos, el consumo de recursos crece proporcionalmente, despertando preguntas sobre sostenibilidad, eficiencia y futuro energético.
Puedes leer: Oro Alcanza los US$3,500 por Temores en la Fed
Este fenómeno se alinea con preocupaciones recientes sobre el impacto ambiental del desarrollo tecnológico. Grandes centros de datos alimentan estas IA con servidores que funcionan 24/7, muchos de ellos aún impulsados por fuentes de energía no renovables.
A medida que la IA se integra a la vida diaria —desde atención al cliente hasta escritura automática—, también crece el debate sobre cómo equilibrar el avance tecnológico con la responsabilidad ecológica y económica.
En resumen, cortesías tan simples como un “gracias” ya no son solo un gesto social: son también parte de una ecuación energética compleja, donde cada palabra cuenta… literalmente.
Diario Financiero - El periódico de la gente informada
Discussion about this post