El próximo debate presidencial entre los candidatos de los partidos demócrata y republicano se celebrará en el Centro Nacional de la Constitución de Filadelfia, un lugar icónico en la política estadounidense. No es casual que se haya elegido Pensilvania, considerado el estado bisagra más relevante en las elecciones de noviembre. Este estado podría definir el resultado electoral, inclinando la balanza hacia los demócratas o los republicanos.
El debate está programado para las 21:00 horas locales (01:00 GMT del miércoles), con una duración de 90 minutos. Se transmitirá en vivo por la cadena ABC y contará con dos pausas publicitarias. Los moderadores del evento serán los reconocidos periodistas de ABC, Linsey Davis y David Muir, quienes tendrán la responsabilidad de dirigir el encuentro en una sala sin público, una medida implementada debido a las restricciones por la pandemia y para evitar alteraciones.
Micrófonos cortados y tensiones previas
Uno de los temas más polémicos en la organización de este debate ha sido el uso de los micrófonos. Las semanas previas estuvieron marcadas por un intenso debate entre los equipos de ambos candidatos sobre si los micrófonos deberían silenciarse o no cuando un candidato no esté hablando. El equipo demócrata esperaba mantenerlos abiertos, con la esperanza de que su oponente interrumpiera frecuentemente, lo que daría una imagen negativa de liderazgo. Sin embargo, el equipo republicano se opuso a esta medida, acusando a los demócratas de intentar cambiar las reglas previamente acordadas.
Finalmente, ABC decidió que los micrófonos se abrirán únicamente cuando un candidato tenga el turno de hablar, y serán los moderadores quienes controlen esta función, evitando así interrupciones constantes y garantizando una mayor claridad en las respuestas.
Formato y tiempos para responder
El formato del debate ha sido diseñado para ser dinámico y directo. A diferencia de otros debates, no habrá comentarios iniciales por parte de los candidatos. El evento comenzará directamente con una sesión de preguntas y respuestas, en la que cada uno tendrá dos minutos para responder, y se otorgará un minuto adicional para aclaraciones o comentarios adicionales. Este enfoque busca que el público pueda evaluar las propuestas sin extensas introducciones.
Al final del debate, ambos candidatos contarán con dos minutos para exponer sus conclusiones. El equipo de Donald Trump ganó el derecho a elegir el turno de cierre, asegurándose ser el último en hablar, lo que puede ser crucial para dejar una impresión duradera en los espectadores.
Reglas estrictas: sin notas y sin asistencia de asesores
Los candidatos deberán estar de pie detrás de un atril durante toda la duración del debate, sin la posibilidad de utilizar notas preparadas previamente. Solo tendrán a su disposición un bolígrafo, hojas en blanco y una botella de agua. Además, durante las pausas comerciales, no se les permitirá interactuar con sus asesores, lo que obligará a los candidatos a enfrentar el debate de manera más espontánea y confiada en sus habilidades.
Este formato busca asegurar que el enfoque esté en las respuestas y el desempeño de los candidatos en tiempo real, sin apoyo externo.
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