En un contexto donde la digitalización se ha vuelto un pilar fundamental para la economía global, América Latina y el Caribe experimentan una transformación significativa en su sistema de pagos, transitando hacia los pagos digitales. Aunque países como Bolivia y Ecuador aún presentan un alto porcentaje de uso de efectivo, mercados como Chile y Brasil están liderando la revolución hacia los pagos electrónicos, marcando un punto de inflexión en la historia financiera de la región.
Según el último informe del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), titulado ‘Ecosistemas de Pagos Digitales en América Latina y el Caribe’, la región muestra un panorama diverso. Bolivia registra un 25,3% y Ecuador un 16,3% en el uso de efectivo como porcentaje del PIB, cifras que contrastan con el 3,5% de Brasil y el 4,4% de Chile, donde los pagos digitales han ganado terreno significativamente.
El informe también destaca que en la República Dominicana el uso de efectivo aún representa un 4,1% del PIB, lo cual refleja un escenario en transición hacia opciones más digitales. Este dato subraya el lento pero progresivo cambio que vive el país caribeño en comparación con sus vecinos latinoamericanos.
La adopción de tecnologías de pago digital en Latinoamérica no solo responde a una tendencia global, sino también a la necesidad de inclusión financiera. La llegada de nuevos actores fintech, junto con la acción decidida de autoridades financieras y públicas, ha facilitado que más ciudadanos puedan acceder a servicios financieros básicos de manera digital. No obstante, el reto persiste en la universalización de estos servicios, donde aún un gran segmento de la población no puede acceder a ellos debido a diversas barreras.
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Por ejemplo, en República Dominicana, el 37% de la población adulta realiza pagos digitales. Este porcentaje es notablemente superior al de otros países con economías similares, demostrando así los avances del país en la integración de soluciones financieras digitales.
El informe del BID recalca la importancia de los pagos digitales como un vehículo para la inclusión financiera, destacando que países con prácticas más avanzadas, como Brasil y Costa Rica, no solo han modernizado sus sistemas de pagos, sino que también han asegurado que estos sean accesibles y asequibles para toda la población.
En este contexto, la transición hacia un sistema financiero más digitalizado en América Latina no solo representa un cambio tecnológico, sino también un profundo cambio social que puede ayudar a cerrar las brechas de acceso a servicios financieros entre diferentes sectores de la población.
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