El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, anunció en junio que su partido, Morena, buscará aprobar una ambiciosa reforma al Poder Judicial en el próximo periodo parlamentario que comienza el 1 de septiembre. Esta iniciativa forma parte de un paquete más amplio de 20 reformas constitucionales presentadas por el mandatario en febrero, con el objetivo de modificar aspectos fundamentales de la Constitución mexicana.
Cambios Propuestos en la Reforma Judicial
Entre las modificaciones más significativas, la propuesta incluye la elección de jueces y magistrados por voto popular, una medida que modificaría el artículo 95 constitucional. De ser aprobada, se llevaría a cabo una elección extraordinaria en 2025 para renovar estos cargos, permitiendo que los actuales funcionarios se presenten como candidatos. Este cambio busca aumentar la representatividad y la transparencia en el Poder Judicial, pero también ha suscitado preocupaciones sobre la posible politización del proceso judicial.
Otra propuesta clave es la reconfiguración de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), que reduciría el número de ministros de 11 a nueve, y limitaría su mandato a 12 años, en lugar de los 15 actuales. Además, se eliminarían las dos salas actuales de la SCJN para que todas las sesiones se realicen en pleno, asegurando que las deliberaciones sean públicas y transparentes.
La reforma también plantea la sustitución del Consejo de la Judicatura Federal (CJF) por dos nuevas instituciones: el Tribunal de Disciplina Judicial y el Órgano de Administración Judicial. Estas entidades asumirían la administración y supervisión del Poder Judicial, así como la investigación y sanción de posibles irregularidades.
Finalmente, la reforma introduce nuevas reglas procesales que buscan agilizar la justicia, incluyendo límites de tiempo para la resolución de casos y la prohibición de suspensiones contra leyes en ciertos amparos.
Controversias y Críticas
A pesar de las intenciones declaradas por el gobierno de “limpiar de corrupción al Poder Judicial”, la reforma ha generado un intenso debate. Diversos actores, incluyendo el Laboratorio de Impacto sobre el Estado de Derecho de la Facultad de Derecho de Stanford y la Barra Mexicana de Abogados, han advertido que estas propuestas podrían comprometer la independencia judicial, un pilar fundamental en cualquier democracia. Según estos críticos, la elección de jueces por voto popular, en particular, podría socavar la imparcialidad y someter a los jueces a presiones políticas.
El magistrado Daniel Sánchez Montalvo, integrante de la Asociación Nacional de Magistrados de Circuito y Jueces de Distrito del Poder Judicial de la Federación, describió la reforma como un “ataque directo a la división de poderes”, advirtiendo que la independencia judicial se vería gravemente afectada si se aprueban estos cambios.
En respuesta, López Obrador ha defendido vehementemente la reforma, argumentando que los opositores son personas poderosas que buscan mantener un “Estado chueco”. Según el mandatario, la reforma es necesaria para garantizar un sistema judicial austero, independiente y justo para todos los mexicanos.
Perspectivas y Futuro de la Reforma
Para que estas reformas constitucionales sean aprobadas, se requiere el voto favorable de las dos terceras partes de ambas cámaras del Congreso, así como la mayoría de los Congresos estatales. A medida que se acerca el inicio del periodo parlamentario, el debate sobre la reforma judicial promete intensificarse, con implicaciones potencialmente profundas para el futuro del sistema de justicia en México.
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