Washington, D.C. – El gobierno de Estados Unidos ha decidido aplicar aranceles punitivos de hasta un 3,521% a las importaciones de paneles solares y equipos fotovoltaicos procedentes de Camboya, Malasia, Tailandia y Vietnam, tras una investigación comercial que reveló prácticas desleales de subsidios y precios de dumping.
La decisión, resultado de una pesquisa iniciada bajo la administración del expresidente Joe Biden, representa un giro proteccionista en el sector de energías limpias, uno de los pilares estratégicos de la política industrial estadounidense.
Según el Departamento de Comercio, las compañías afectadas habrían recibido subsidios gubernamentales en sus países de origen, permitiéndoles vender sus productos por debajo del costo de producción. Esto habría afectado negativamente a los fabricantes estadounidenses, que llevan años solicitando medidas de protección frente a la competencia asiática.
Los nuevos aranceles varían por país y empresa, e incluyen:
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Camboya: desde 729% hasta 3,521%
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Tailandia: hasta 972% para ciertas compañías
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Malasia: alrededor de 250%
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Vietnam: aproximadamente 813%
En total, las importaciones provenientes de estos cuatro países representaron el 77% del volumen total de módulos solares importados por EE.UU. en 2023, con un valor de aproximadamente US$12,900 millones, según cifras del Departamento de Comercio.
La Comisión de Comercio Internacional de Estados Unidos (ITC, por sus siglas en inglés) aún debe emitir un fallo definitivo sobre el impacto de estas importaciones en la industria nacional. Una vez emitida la decisión final, los aranceles comenzarán a aplicarse oficialmente.
Impacto mixto para el sector solar
El gobierno argumenta que la medida busca restablecer la competencia leal en el mercado interno, proteger los empleos de la manufactura local y reducir la dependencia de tecnologías extranjeras clave.
Sin embargo, diversos analistas han advertido que los nuevos aranceles podrían tener efectos contraproducentes, como encarecer el desarrollo de proyectos solares en Estados Unidos. Dado que el país todavía depende de importaciones a bajo costo para satisfacer la creciente demanda de energía renovable, el incremento de precios podría ralentizar la transición energética.
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Esta nueva ola de aranceles se suma a otras restricciones impuestas previamente, incluyendo las adoptadas durante la administración Trump, que ya habían provocado un reordenamiento de las cadenas de suministro globales del sector solar.
Dilema entre protección industrial y transición verde
Expertos en comercio internacional destacan que esta medida refleja el dilema estructural entre el objetivo de fortalecer la base industrial estadounidense y el compromiso de acelerar la descarbonización.
“Proteger la manufactura nacional es crucial para la seguridad energética, pero también debemos cuidar que estas medidas no eleven los costos de los proyectos solares y dificulten el cumplimiento de los objetivos climáticos”, indicó David Feldman, analista del Laboratorio Nacional de Energías Renovables (NREL, por sus siglas en inglés).
Organizaciones ambientalistas también han expresado su preocupación por el posible impacto en los precios de instalación solar para consumidores residenciales y empresas, lo que podría retrasar las metas establecidas bajo la Ley de Reducción de la Inflación (IRA).
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