En un hito judicial que marca un precedente en la lucha contra la corrupción en Perú, Alejandro Toledo, expresidente de la nación sudamericana (2001-2006), fue condenado este lunes a 20 años y seis meses de prisión por los delitos de colusión y lavado de activos. El fallo, emitido por el Segundo Juzgado Penal Colegiado Nacional, presidido por Zaida Pérez, reafirma la acusación de que Toledo recibió sobornos de 35 millones de dólares de la constructora brasileña Odebrecht a cambio de favorecer la concesión de los tramos 2 y 3 de la Carretera Interoceánica entre Perú y Brasil, adjudicados entre 2004 y 2005.
El tribunal, en su fallo leído por la magistrada Inés Rojas, consideró probada la colusión entre Toledo y la empresa Odebrecht, lo que causó un grave perjuicio al Estado peruano. Según la sentencia, el exmandatario, ahora de 78 años, utilizó su posición de poder para acelerar y manipular el proceso de licitación a favor de la compañía brasileña, que, en contrapartida, le pagó millonarios sobornos a través de su amigo, el empresario israelí Josef Maiman, fallecido recientemente. Maiman, según se explicó en la corte, actuó como intermediario y recibió las coimas mediante empresas creadas exprofeso para encubrir el dinero.
El Ministerio Público, en su petición, había solicitado esta condena para Toledo y otros involucrados, argumentando que se trataba de un esquema de corrupción sistemático que involucraba a funcionarios públicos y privados. La magistrada Inés Rojas afirmó que las pruebas presentadas demostraban una “concertación clara y deliberada” entre Toledo y Odebrecht, enfatizando que su conducta defraudó al Estado peruano.
Como parte del fallo, la justicia peruana también condenó a otros implicados en este megacaso de corrupción. Entre ellos, los exfuncionarios públicos de la Agencia de Promoción de la Inversión Privada (Proinversión), Alberto Pasco-Font y Sergio Bravo, recibieron nueve años de prisión, mientras que el empresario José Castillo Dibós fue sentenciado a 14 años de cárcel.
Toledo, quien fue extraditado desde Estados Unidos en abril de 2023, regresará inmediatamente al penal de Barbadillo, ubicado en el distrito limeño de Ate, para cumplir su condena. Se convierte así en el primer expresidente peruano en ser condenado por el megacaso Odebrecht, una trama de corrupción que sacudió a toda Latinoamérica y puso en evidencia los graves problemas estructurales en las relaciones entre los sectores públicos y privados en varios países de la región.
La justicia peruana, al hacer pública esta sentencia, busca no solo sancionar a quienes cometen actos ilícitos, sino también enviar un mensaje claro de que la corrupción será perseguida sin importar la posición o el poder de quienes estén involucrados. La sentencia contra Toledo y sus co-conspiradores se enmarca en una serie de acciones judiciales que buscan limpiar la imagen de la política peruana y establecer un precedente para futuros casos de corrupción.
Diario Financiero - El periódico de la gente informada