Según los últimos datos proporcionados por Eurostat y el Instituto de Métricas y Evaluación de Salud (Universidad de Washington, EE. UU.), Europa se encuentra en una crisis de fertilidad alarmante. Las tasas de natalidad en 2022 muestran que ningún país europeo alcanza el mínimo de 2,1 nacimientos por mujer necesario para mantener el reemplazo poblacional. Este fenómeno pone en riesgo el futuro demográfico y económico del continente.
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Entre los países más afectados se encuentran España con una tasa de 1,16, Italia con 1,24, y Polonia con 1,29, ubicándose entre las tasas más bajas de fertilidad en Europa. Estos datos resaltan una tendencia preocupante hacia el envejecimiento de la población y la disminución de la fuerza laboral en las próximas décadas.
En el otro extremo, países como Francia (1,79) y Suecia (1,58) presentan mejores cifras, aunque todavía insuficientes. Por su parte, Georgia lidera con 1,83 nacimientos por mujer, pero sigue por debajo del umbral crítico.
Factores y consecuencias:
Expertos atribuyen esta crisis a varios factores, como el aumento en el costo de vida, la falta de políticas de conciliación laboral y familiar, y el retraso en la edad para tener hijos. Las consecuencias incluyen un potencial colapso de los sistemas de seguridad social, menor crecimiento económico y mayor presión sobre las generaciones jóvenes.
Posibles soluciones:
Para revertir esta tendencia, los gobiernos europeos han comenzado a implementar incentivos económicos para las familias, ampliar permisos parentales y ofrecer servicios de cuidado infantil accesibles. Sin embargo, se requiere un enfoque integral que combine políticas sociales y económicas sostenibles.
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