El flujo de remesas hacia República Dominicana continúa siendo un pilar fundamental para la estabilidad económica del país. Entre enero y agosto de 2024, las remesas recibidas alcanzaron la cifra de US$7,112.5 millones, lo que representa un incremento de US$342.6 millones (un 5.1 %) en comparación con el mismo período del año anterior, según datos del Banco Central de la República Dominicana (BCRD). Esta cifra refleja no solo la importancia de los dominicanos en el exterior, sino también el efecto multiplicador que estos recursos generan sobre el consumo, la inversión y el desarrollo económico de sectores vulnerables.
El mes de agosto fue especialmente destacado, ya que las remesas alcanzaron US$952.3 millones, lo que supone un crecimiento del 10.7 % con respecto a agosto de 2023. Este notable incremento se atribuye, en gran medida, al desempeño económico de Estados Unidos, país que aportó el 82.0 % de las remesas, equivalente a US$713.5 millonesen agosto.
El Banco Central destacó que el descenso del desempleo en EE. UU., que se situó en un 4.2 % en agosto, junto con la expansión del sector servicios, han sido factores claves en el aumento de las remesas. “El índice de gestores de compras (PMI) no manufacturero del Instituto de Gerencia y Abastecimiento (ISM) alcanzó un valor de 51.5 en agosto, lo que confirma la expansión en este sector, donde trabaja una gran parte de la diáspora dominicana,” subrayó el informe del BCRD.
Remesas: Motor económico y estabilidad cambiaria
El impacto de las remesas en la economía dominicana es profundo. Estos flujos no solo son una fuente vital de ingreso para las familias, sino que también fortalecen el consumo en sectores clave, como alimentos, vivienda y servicios, lo que a su vez impulsa el comercio local y regional. Las remesas también desempeñan un papel importante en el financiamiento de pequeñas empresas, facilitando la inversión en emprendimientos y generando empleo a nivel local.
A nivel macroeconómico, las remesas ayudan a mantener una relativa estabilidad en el tipo de cambio. En un contexto global de incertidumbre, los flujos constantes de divisas permiten al Banco Central gestionar mejor la oferta de dólares en el mercado, evitando fluctuaciones bruscas en el valor del peso dominicano. Al cierre de agosto de 2024, el tipo de cambio mostró una depreciación moderada del 2.8 % respecto a diciembre de 2023, una cifra que, según el BCRD, es manejable gracias a los ingresos de remesas, turismo e inversión extranjera.
Diversificación de las remesas y su impacto regional
Aunque Estados Unidos sigue siendo la principal fuente de remesas, otros países también juegan un papel relevante. En agosto de 2024, España fue el segundo mayor emisor, aportando US$59.1 millones, lo que equivale al 6.8 % del total. Otros países como Italia y Haití también contribuyeron, con un 1.3 % y 1.1 %, respectivamente. Este flujo diversificado subraya la importancia de la diáspora dominicana en distintas partes del mundo, así como el rol de los canales formales para garantizar la recepción de estos fondos.
Geográficamente, el Distrito Nacional fue la provincia que más remesas recibió en agosto, con un 43.0 % del total, seguido de las provincias de Santiago y Santo Domingo, con 11.8 % y 7.6 %, respectivamente. Estas tres regiones metropolitanas concentraron el 62.4 % de las remesas, lo que refleja el peso económico que tienen las zonas urbanas en el uso de estos fondos.
Proyecciones económicas y el papel del Banco Central
El Banco Central proyecta que los ingresos de divisas para el cierre de 2024 podrían superar los US$42,600 millones, con un aporte significativo del sector turismo, que se estima generará más de US$10,500 millones, y de las remesas, que mantendrán niveles similares. Asimismo, la inversión extranjera directa (IED) podría superar los US$4,500 millones, mientras que las exportaciones de zonas francas se calculan en US$8,400 millones.
“Estos ingresos de divisas son cruciales para mantener la estabilidad económica y enfrentar los desafíos internacionales que se presentan,” subrayó el BCRD en su informe. El compromiso del Banco Central es continuar vigilando de cerca la economía internacional y nacional para implementar las políticas necesarias que garanticen la estabilidad de precios y del mercado cambiario.
En conclusión, las remesas continúan siendo un motor esencial para la economía dominicana, no solo como soporte financiero para las familias, sino también como estabilizador macroeconómico. El Banco Central y el gobierno deben seguir alineando sus políticas para maximizar el impacto positivo de estos flujos, asegurando que los recursos generados por la diáspora contribuyan al crecimiento sostenible del país.
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