La administración de Estados Unidos planea ajustar su estrategia arancelaria, modificando el plan previsto para el 2 de abril de 2025. Según informes oficiales, en lugar de imponer tarifas generales a sectores específicos, la Casa Blanca optará por aranceles recíprocos dirigidos a países con superávits comerciales elevados o que imponen barreras no arancelarias a productos estadounidenses.
El cambio de estrategia, inicialmente denominado “Día de la Liberación” por el presidente Donald Trump, refleja un enfoque más selectivo y medido en comparación con las propuestas iniciales. La intención de la administración es ajustar los aranceles de EE.UU. para equipararlos con los impuestos que imponen sus principales socios comerciales. Esto limitaría la aplicación de nuevos gravámenes a aproximadamente 15% de las naciones con las que Estados Unidosmantiene relaciones comerciales.
Ajustes en industrias y naciones afectadas
Se espera que el nuevo enfoque exima a sectores clave, como la industria automotriz, farmacéutica y de semiconductores, de los aranceles inicialmente contemplados. La administración busca evitar efectos adversos en el mercado, privilegiando una política de ajustes específicos sobre tarifas generalizadas.
Si bien aún no se han definido los países que enfrentarán estos gravámenes recíprocos, fuentes gubernamentales indican que Canadá y México podrían verse afectados. Sin embargo, las tasas aún no han sido determinadas. La estrategia de la Casa Blanca responde a la necesidad de abordar desequilibrios comerciales sin generar incertidumbre en sectores estratégicos ni afectar la estabilidad económica.
El plan revisado llega en un contexto de creciente preocupación sobre los efectos económicos de los aranceles y la reacción de los mercados. Expertos advierten que medidas más estrictas podrían desencadenar represalias comerciales y afectar cadenas de suministro.
Impacto en la economía y el comercio global
El replanteamiento de los aranceles responde, en parte, a presiones internas de sectores productivos y de líderes empresariales que buscan minimizar el impacto en la competitividad de las empresas estadounidenses. Analistas han señalado que un enfoque más dirigido evitaría afectar sectores estratégicos que dependen del comercio exterior.
Además, la administración busca mantener un equilibrio entre proteccionismo y estabilidad económica, evitando disrupciones en los flujos comerciales globales. En este sentido, el anuncio del 2 de abril de 2025 será clave para evaluar la respuesta de los mercados y de los países involucrados en la política de aranceles recíprocos.
Mientras tanto, los representantes comerciales continúan negociaciones con socios estratégicos para definir los términos de la nueva política arancelaria. El desarrollo de estos acuerdos podría determinar el impacto final de la medida en el comercio internacional.
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