Londres.- De arrasar en 2019 con 365 escaños a apenas alcanzar los 121, el Partido Conservador liderado por el primer ministro Rishi Sunak ha recibido uno de los mayores golpes de la historia electoral del país.
«El pueblo británico ha emitido un veredicto aleccionador esta noche, hay mucho que aprender… y asumo la responsabilidad de la derrota», reconoció Sunak en una noche devastadora para su partido.
Los Conservadores han dominado la política británica en los últimos 14 años, sorteando varias crisis, pero sus votantes han acabado por darles la espalda. Una economía estancada, la crisis de los servicios públicos y los escándalos del gobierno de Boris Johnson durante la pandemia son factores que explican la pérdida de casi 250 escaños. Quienes confiaron en los tories en 2019, este viernes colocaron al laborista Keir Starmer en el 10 de Downing Street.
El Partido Laborista, renovado por Starmer, ha logrado atraer a un espectro más amplio de votantes. Según analistas, la renovación del Partido Laborista y su enfoque centrista han sido claves en su victoria. Además, el populista de derechas Nigel Farage y su partido Reform UK también han erosionado el apoyo a los conservadores, logrando un 14% de los votos, aunque solo se tradujeron en cuatro escaños.
La economía y la crisis del costo de la vida
La economía estancada desde 2019 ha sido la principal preocupación durante estas elecciones. La pandemia y la guerra de Ucrania golpearon las finanzas globales, pero mientras otras economías avanzadas remontaron, la británica sigue renqueando, en parte debido a las cicatrices del Brexit.
En 2010, cuando el Partido Conservador regresó al poder, impuso políticas de austeridad y recortes del gasto público, lo que ha llevado a una situación crítica en los servicios públicos como el NHS y la educación. La inflación, que superó el 11% en otoño de 2022 y ahora está en el 2%, junto con las altas tasas de interés y la crisis de la vivienda, han hecho que muchos votantes tradicionales abandonen al Partido Conservador.
Crisis reputacional
El escándalo del «Partygate» durante el confinamiento ha dejado una profunda herida. Los votantes no han perdonado al liderazgo conservador por celebrar fiestas mientras ellos respetaban las normas y sufrían la soledad. Además, el fallido plan económico de Liz Truss también desgastó aún más la imagen de los tories.
El cambio de rumbo del Partido Laborista con Keir Starmer
Keir Starmer ha reconducido al Partido Laborista a una posición más moderada y aceptable para un espectro más amplio de electores, prometiendo estabilidad y responsabilidad económica. Esto ha permitido al laborismo ganar votantes en el «muro rojo» del norte de Inglaterra y en Escocia, donde el Partido Nacional Escocés (SNP) ha perdido terreno.
Las heridas del Brexit
Aunque el Brexit no fue un tema de campaña, sus consecuencias se han percibido en los resultados. Muchos votantes conservadores, desilusionados por la falta de beneficios del Brexit y el aumento de la inmigración, han migrado a Reform UK o los Liberales Demócratas.
El futuro del Partido Conservador
El Partido Conservador enfrenta un futuro incierto, con una posible carrera por el liderazgo y la necesidad de reflexionar sobre las razones de su debacle. La reserva de talento disponible es limitada, complicando la batalla por el futuro de los tories.
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