En una decisión que marca un antes y un después en la historia de la filantropía, Bill Gates anunció que donará el 99% de su riqueza a la Fundación Bill y Melinda Gates, que planea cerrar sus puertas en 2045. El magnate busca impactar de forma decisiva en los principales retos del mundo: salud, pobreza y educación.
Gates, cuya fortuna oscila entre 107.000 y 113.000 millones de dólares, ha dejado claro que no quiere morir con su riqueza intacta. En una carta pública expresó su deseo de que el legado que deje no sea la acumulación de dinero, sino el haber contribuido activamente a resolver problemas urgentes. “Hay demasiados problemas urgentes por resolver como para aferrarme a recursos que podrían usarse para ayudar a las personas”, escribió.
Cierre programado: un legado con fecha de caducidad
La Fundación Gates cerrará definitivamente el 31 de diciembre de 2045, adelantando los planes originales que preveían que la organización continuara décadas después de la muerte de sus fundadores. Esto supone un cambio de paradigma en la filantropía moderna, apostando por maximizar el impacto inmediato en lugar de perpetuar la institución en el tiempo.
Inversión masiva en salud y educación
Se espera que la fundación gaste más de 200.000 millones de dólares en los próximos 20 años, el doble de lo ya desembolsado desde el año 2000. Los recursos se canalizarán hacia vacunas, educación, salud global, pobreza y enfermedades prevenibles. La organización ha apoyado iniciativas como Gavi, el Fondo Mundial contra el Sida, la Tuberculosis y la Malaria, entre muchas otras.
Buffett, un socio clave
El empresario Warren Buffett ha sido un pilar clave en la estrategia filantrópica de Gates, aportando más del 40% de los fondos de la fundación. Su compromiso conjunto ha elevado el perfil de la filantropía estratégica en el mundo.
Críticas por su poder sin control
A pesar del reconocimiento global, la Fundación Gates ha recibido críticas por la influencia desproporcionada que ejerce en políticas sanitarias y por la ausencia de mecanismos de rendición de cuentas proporcionales a su poder financiero. Diversos analistas y ONGs han señalado la necesidad de mayor supervisión sobre cómo se toman las decisiones dentro de la fundación.
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