Nueva York. – En su reciente participación en la Cumbre de la Concordia en Nueva York, el presidente Luis Abinader destacó que la crisis en Haití, si bien no ha afectado directamente el crecimiento económico de la República Dominicana, ha incrementado los costos asociados a la seguridad nacional, particularmente en la frontera. Esta declaración, hecha en el contexto de un panel sobre la política económica global, subraya una vez más la postura del mandatario de que la inestabilidad en Haití es un problema que excede las capacidades de la República Dominicana y requiere una solución internacional.
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Una Frontera bajo Estrés: Costos de Seguridad
Abinader fue claro en su diagnóstico: Haití atraviesa una crisis multidimensional que abarca la falta de seguridad, la debilidad democrática y una estructura estatal limitada. Estos problemas han generado la necesidad de reforzar las medidas de seguridad en la frontera entre los dos países, lo que ha supuesto un aumento en los costos de mantenimiento de la estabilidad y la vigilancia. Sin embargo, el presidente insistió en que, desde el punto de vista económico, el desarrollo de la República Dominicana no ha sido impactado, lo que sugiere que la capacidad de crecimiento interno ha logrado mantenerse al margen de los problemas fronterizos.
El enfoque de Abinader parece ser el de destacar la importancia de proteger los intereses nacionales sin caer en la tentación de adoptar una narrativa alarmista. Esta visión conservadora y equilibrada permite visualizar el desafío desde una perspectiva pragmática, donde la seguridad es clave, pero se evita la victimización del país como receptor de la crisis haitiana.
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La Responsabilidad de la Comunidad Internacional
Uno de los puntos más críticos expuestos por el presidente fue su insistencia en la necesidad de que la comunidad internacional juegue un papel más activo en la resolución de la crisis haitiana. Para Abinader, la idea de que unos pocos países, especialmente República Dominicana, puedan cargar con la responsabilidad de resolver el conflicto en Haití es insostenible. Este llamado a la acción internacional no es nuevo, pero Abinader ha intensificado su retórica en plataformas globales, incluyendo la ONU, donde planea nuevamente instar a la cooperación internacional.
El presidente también mencionó los esfuerzos de la policía haitiana, apoyada por misiones de seguridad provenientes de países como Kenia y Jamaica, lo que sugiere un inicio de colaboración internacional, pero aún insuficiente para abordar la magnitud del problema. Este detalle pone en relieve la necesidad de un enfoque más estructurado y de largo plazo para estabilizar Haití.
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El Papel de República Dominicana
La postura de Abinader refleja una visión profunda y conservadora de las dinámicas políticas internacionales. Si bien la República Dominicana ha adoptado una postura firme en cuanto a proteger su soberanía y su economía, es evidente que el país sigue apostando por una solución diplomática y cooperativa, evitando caer en extremos nacionalistas que puedan perjudicar las relaciones internacionales. Abinader parece tener claro que, aunque el problema haitiano puede generar tensiones en la frontera, la estabilidad de República Dominicana no puede depender únicamente de políticas de contención, sino de un abordaje conjunto con actores globales.
En este sentido, el presidente ha mostrado coherencia en su discurso y acciones. Al haber declarado que la crisis haitiana está controlada desde el punto de vista de la seguridad, Abinader refuerza su imagen de líder pragmático que, sin subestimar la gravedad de la situación, mantiene una perspectiva realista y equilibrada sobre la capacidad del país para gestionar la crisis.
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