La fría noche de Nueva York se volvió helada en el Yankee Stadium cuando Los Angeles Dodgers superaron a los New York Yankees con un marcador de 4-2, colocando a los californianos a un paso de su octavo título en la Serie Mundial. Con una combinación de solidez en el pitcheo y poder ofensivo, los Dodgers controlaron a los Yankees en un duelo donde Walker Buehler y Freddie Freeman destacaron por sus impecables actuaciones.
Buehler, en la que podría ser su última aparición con los Dodgers antes de ingresar a la agencia libre, lanzó cinco entradas efectivas, permitiendo solo dos hits y cinco ponches. El cuerpo de lanzadores de los Dodgers limitó la ofensiva neoyorquina a apenas cinco hits durante todo el encuentro, manteniendo a los Yankees a raya.
Por otro lado, Freeman continúa brillando en esta Serie Mundial. Conectó un jonrón en el primer inning, sumando así su quinto cuadrangular consecutivo en un Clásico de Otoño. Este logro lo coloca junto a Hank Bauer y Barry Bonds como los únicos en batear cuadrangulares en los tres primeros juegos de una Serie Mundial, hazaña que adquiere un matiz especial, dado que Freeman juega con un esguince en el tobillo derecho.
La ofensiva de los Dodgers fue complementada con sencillos remolcadores de Mookie Betts en la tercera entrada y Kiké Hernández en el sexto episodio, que consolidaron el dominio del equipo angelino. Para los Yankees, el mal control de sus lanzadores fue costoso, ya que tres de las cuatro carreras de los Dodgers comenzaron con bases por bolas y una con un pelotazo.
Los Yankees enfrentan ahora una hazaña histórica, ya que solo los Boston Red Sox en 2004 lograron recuperarse de un 0-3 en postemporada. Aunque el equipo cuenta con figuras clave como Aaron Judge, que recibió ovaciones de “MVP” en el estadio, su desempeño en la serie ha sido opaco, con un registro de 3-0 en el tercer juego y apenas 1 de 12 en hits. La ofensiva en general ha estado apagada, con figuras como Alex Verdugo y Anthony Volpe sumando pobres registros de 12-2 y 12-1, respectivamente.
El cuarto juego de la serie será decisivo, con los Dodgers buscando una barrida histórica. Si logran la victoria, asegurarán su lugar en la historia de la MLB y consolidarán su posición como uno de los equipos más consistentes de la liga en la última década. Los Yankees, por su parte, se encuentran en una posición desesperada, esperando un despertar ofensivo que les permita extender la serie y desafiar las estadísticas.
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