Este domingo, la República Dominicana dio un paso significativo en su sistema democrático con la proclamación de su nueva Constitución, un acto realizado por la Asamblea Nacional Revisora en presencia del presidente Luis Abinader. Esta cuadragésima modificación a la Carta Magna introduce una serie de reformas destinadas a reforzar la alternancia en el poder y promover una justicia independiente en el país.
Uno de los puntos más destacados de la reforma es la introducción de una cláusula pétrea que limita la posibilidad de reelección presidencial. A través de este cambio, la Constitución establece que el modelo actual de elección presidencial de dos períodos consecutivos no podrá ser modificado, previniendo que futuros mandatarios reformen la Carta Magna para perpetuarse en el cargo. En este sentido, el presidente del Senado, Ricardo de los Santos, elogió la iniciativa del presidente Abinader, destacando su compromiso con una visión de país que trasciende el interés personal.
El presidente Luis Abinader, por su parte, reafirmó este compromiso al subrayar que la nueva Constitución prohíbe a los funcionarios electos aprovechar reformas para su propio beneficio. Durante su intervención en la ceremonia, Abinader declaró: “Termino el 16 de agosto del 2028 y no sigo más”. Estas palabras reflejan una postura firme sobre la alternancia democrática y su decisión de no buscar una extensión de su mandato.
Además de la limitación a la reelección, otro cambio crucial introducido en la Constitución es la independencia del Ministerio Público. Bajo esta nueva modalidad, el Consejo Nacional de la Magistratura será el encargado de nombrar al Procurador General de la República y a sus adjuntos, asegurando que este órgano esté libre de presiones políticas. Esta medida busca fortalecer la imparcialidad y la autonomía en la administración de justicia, un punto que el presidente Abinader destacó como esencial para una democracia de calidad.
Entre las reformas adicionales, la Constitución reduce el número de diputados, de 190 a 170, y unifica las elecciones presidenciales, legislativas y municipales a partir de 2032. La Cámara Baja, a partir de 2028, contará con 158 diputados por circunscripción, cinco nacionales y siete de ultramar, asignados conforme al padrón de electores. Esta reorganización pretende optimizar la representatividad y facilitar la participación ciudadana en un solo proceso electoral.
A pesar de los cambios sustanciales, la proclamación de la nueva Constitución no estuvo exenta de críticas y divisiones políticas. Los legisladores de Fuerza del Pueblo (FP) y el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) decidieron no participar en la ceremonia, argumentando que la reforma era innecesaria y parte de un “show” político. Esta postura opositora refleja el desacuerdo sobre las implicaciones políticas de la reforma, aunque sus representantes admitieron que este cambio tiene el potencial de impactar de manera positiva la institucionalidad en el país.
Fuera del Congreso, un grupo reducido de manifestantes se pronunció en contra de la reforma, acusando al presidente Abinader de violaciones constitucionales. En contraste, otro grupo de simpatizantes del mandatario se reunió en apoyo a la proclamación de la nueva Constitución.
Con la promulgación de esta reforma, la República Dominicana se coloca en una posición de fortalecimiento institucional y muestra un compromiso claro con los principios democráticos. Al asegurar un Ministerio Público independiente y establecer límites claros para evitar la perpetuación en el poder, el país da un paso hacia la consolidación de una democracia más sólida y estable. En palabras del presidente Abinader, “este cambio constitucional es mucho más que un trámite administrativo; representa la voluntad de un país que merece una democracia de calidad, donde el poder sea una responsabilidad y no un privilegio personal”.
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