La crisis energética en Cuba alcanzó niveles críticos el pasado viernes con el colapso del sistema eléctrico nacional, afectando a gran parte del país y provocando protestas en La Habana. La falla en la Central Termoeléctrica Antonio Guiteras dejó a muchos hogares sin electricidad, generando preocupación entre los ciudadanos, quienes temen por la pérdida de alimentos y otros servicios básicos.
En el barrio de Santos Suárez, varios residentes se manifestaron batiendo cacerolas, exigiendo la restauración del servicio eléctrico, que lleva más de tres días caído. «La luz hace tres días que no la tenemos y la comida se nos está pudriendo», expresó Mary Carla, una de las manifestantes. De igual manera, Rachel, otra residente afectada, comentó: «No hay luz, no hay agua, no hay nada».
El ministro de Energía y Minas, Vicente de la O, informó que la recuperación del sistema podría extenderse hasta el lunes o martes debido a la gravedad de la avería en la central. Además, advirtió que la llegada del huracán Oscar al oriente de la isla representará un desafío adicional para las labores de recuperación, ya que afecta a una de las principales zonas de generación de energía del país, que incluye las plantas de Felton y Renté.
El apagón, el peor registrado en Cuba en los últimos dos años, dejó a miles de familias sin electricidad en momentos críticos en que también se depende de este servicio para la distribución de agua y la preparación de alimentos. Muchos residentes han improvisado estufas a leña en las calles para cocinar antes de que los alimentos se echen a perder.
El primer ministro Manuel Marrero anunció medidas de ahorro de energía, suspendiendo clases y actividades no esenciales, así como incrementos en las tarifas. A pesar de los esfuerzos por reconectar el servicio, solo 260,000 clientesen la capital recuperaron la electricidad, pero una nueva desconexión complicó la situación.
El huracán Oscar tocó tierra en Baracoa con vientos sostenidos de 130 km/h, causando fuertes lluvias e inundacionesen las provincias orientales. Se habilitaron albergues para la población afectada y se reportaron daños en infraestructuras, aunque no se registraron fallecidos.
Esta crisis se enmarca en un contexto de escasez de combustible y fallos en las centrales termoeléctricas debido a las sanciones de EE. UU., que dificultan la adquisición de repuestos y combustible. Además, se agrava con una profunda crisis económica que afecta a la isla, con altos niveles de inflación y desabastecimiento. La demanda insatisfecha de electricidad fue también un factor clave en las protestas de 2021 y las manifestaciones locales de 2022 y 2024.
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