La reciente polémica que se ha desatado entre México y España por la ausencia del rey Felipe VI en la lista de invitados a la toma de posesión de Claudia Sheinbaum ha desviado la atención sobre quienes sí han sido convocados a este evento. Uno de los nombres más relevantes es el del presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, quien ha mantenido una relación cercana con el saliente Andrés Manuel López Obrador durante los últimos seis años.
Sobre el comunicado del 24 de septiembre del Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación de España. pic.twitter.com/K1rFImrO4p
— Dra. Claudia Sheinbaum (@Claudiashein) September 25, 2024
Díaz-Canel ha sido una figura central en las relaciones entre México y Cuba, participando en varias ceremonias oficiales y eventos públicos en el país azteca. Su presencia más notoria fue en septiembre de 2021, cuando, pocas semanas después de las protestas populares que sacudieron a Cuba el 11 de julio de ese año, López Obrador lo invitó a compartir el podio durante la celebración del Día de la Independencia de México. Este acto fue visto como un respaldo al régimen cubano en medio de las crecientes críticas por la represión de las manifestaciones y la detención de más de mil presos políticos.
A lo largo de la presidencia de López Obrador, las relaciones diplomáticas con Cuba han incluido no solo apoyo político, sino también un significativo respaldo económico. En 2023, la empresa estatal mexicana Pemex envió petróleo a Cuba por un valor cercano a los 400 millones de dólares, ayudando a paliar la crisis energética que afecta a la Isla. Este acercamiento ha sido parte de una estrategia para contrarrestar las críticas internacionales hacia el gobierno cubano por sus prácticas autoritarias, que incluyen la represión de periodistas independientes y la persecución de activistas y opositores.
Sin embargo, este vínculo no ha estado exento de controversia. Mientras miles de cubanos se ven obligados a huir de su país en busca de libertad y mejores condiciones de vida, muchos atraviesan el territorio mexicano en su travesía hacia los Estados Unidos. A pesar de esto, México no ha expresado públicamente preocupaciones sobre el régimen de La Habana y su impacto en la crisis migratoria cubana.
Con la toma de posesión de Claudia Sheinbaum, muchos analistas se preguntan si su gobierno seguirá la misma línea de apoyo al régimen cubano que caracterizó a López Obrador. La presencia de Díaz-Canel en la ceremonia del 1 de octubre es vista por algunos como una señal de que la relación bilateral continuará bajo la misma tónica de complacencia ante el autoritarismo impuesto en Cuba hace más de seis décadas.
¿Qué implicaciones tiene para México esta relación con el régimen cubano? Por un lado, refuerza la narrativa de apoyo a los movimientos de izquierda en la región, pero por otro, genera críticas tanto dentro como fuera del país, especialmente de aquellos que ven en esta cercanía un respaldo a un régimen que ha sido señalado por violaciones a los derechos humanos. La continuidad de esta política podría afectar las relaciones de México con otros países, particularmente con aquellos que han condenado el autoritarismo en Cuba.
Díaz-Canel será uno de los rostros destacados entre los invitados a la toma de posesión de Sheinbaum, lo que probablemente reavive las críticas sobre el rol de México en la diplomacia regional. Mientras tanto, España ha manifestado su inconformidad por la exclusión de su monarca, lo que añade otro matiz a las ya complejas relaciones diplomáticas de México con el resto del mundo.
En definitiva, el rumbo de la política exterior mexicana bajo la presidencia de Sheinbaum será clave para determinar si México continuará siendo un aliado estratégico de Cuba, o si habrá un giro que privilegie las relaciones con otras naciones, respetando los derechos humanos y las libertades democráticas.
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