El Programa de Alimentación Escolar (PAE) en República Dominicana se ha establecido como una de las políticas públicas más relevantes en términos de impacto económico y social. Su implementación no solo ha garantizado la nutrición de miles de estudiantes en todo el país, sino que ha generado un dinamismo económico significativo al fomentar la inclusión de micro, pequeñas y medianas empresas en el sistema de provisión de alimentos. Este análisis busca evaluar si los efectos del programa han sido favorables y si contribuyen de manera eficiente al desarrollo económico y social.
Una política pública con impacto en el dinamismo económico
Desde su creación, el PAE ha involucrado a 2,136 empresas suplidoras de alimentos, muchas de ellas micro y pequeñas empresas que proveen productos como guineos, huevos, frutas y vegetales. Esta red de proveedores ha generado una cadena de valor que favorece no solo a los productores de estos insumos, sino también a sus comunidades, lo que ha permitido fortalecer la economía local. Al integrar a estos sectores, el programa ha logrado consolidarse como un instrumento para dinamizar áreas rurales, a menudo marginadas del desarrollo económico tradicional.
Este dinamismo es aún más evidente cuando se considera que un gran porcentaje de estas empresas están lideradas por mujeres, lo que refuerza su impacto social y promueve la inclusión económica de sectores históricamente vulnerables. En este sentido, el PAE no solo se presenta como una política pública orientada a resolver un problema de nutrición escolar, sino como una herramienta de desarrollo socioeconómico.
Eficiencia en la gestión de pagos y sostenibilidad del programa
Uno de los mayores retos de cualquier programa que depende de una red de proveedores tan amplia es la gestión eficiente de los pagos. En años anteriores, se reportaron retrasos en los pagos a los suplidores de más de 90 días, lo que generaba tensiones en la cadena de suministro y amenazaba la sostenibilidad del programa. Sin embargo, según Rosaura Brito, directora financiera del Instituto Nacional de Bienestar Estudiantil, se ha logrado reducir este período a 30-45 días, lo que ha mejorado significativamente la confianza y la capacidad de planificación de las empresas participantes.
Además, se ha avanzado un 20% del contrato a los suplidores, lo que les ha permitido prepararse mejor para cumplir con sus compromisos. Este tipo de medidas son fundamentales para garantizar la continuidad del programa y su capacidad para seguir generando impactos positivos en las comunidades. La previsibilidad y la transparencia en los pagos son factores clave para mantener la participación de pequeñas empresas, cuya solvencia financiera depende en gran medida de estos ingresos regulares.
Evaluación del presupuesto y su ejecución
En términos presupuestarios, el PAE ha mostrado una ejecución histórica en agosto de 2024, cuando se desembolsaron RD$4,768 millones, lo que representa la mayor ejecución registrada hasta la fecha. Este nivel de gasto ha permitido no solo expandir el programa a nuevas áreas, sino también incluir a más de 500 nuevos suplidores, muchos de los cuales son pequeñas empresas locales. De un presupuesto total de RD$33,081 millones, ya se ha ejecutado el 83%, con la alimentación escolar y la provisión de útiles como los programas de mayor impacto.
El programa, por lo tanto, ha mostrado ser eficaz en la distribución de recursos y en el apoyo a los sectores más necesitados. No obstante, aún queda el desafío de asegurar que estos recursos se utilicen de manera eficiente y que el impacto positivo se extienda a largo plazo, manteniendo la sostenibilidad financiera del programa.
Impacto social y sanitario
Otro aspecto que no puede ignorarse al evaluar el PAE es su impacto social. Además de garantizar una nutrición adecuada para más de 720,000 familias en todo el país, el programa también alivia la carga económica de los hogares, ya que las familias no necesitan preocuparse por la alimentación diaria de sus hijos en la escuela. Este tipo de apoyo es fundamental para las familias de bajos ingresos, que a menudo enfrentan dificultades para cubrir los costos de la canasta básica.
En el ámbito sanitario, se han implementado más de 2,000 auditorías a las 1,588 cocinas que operan bajo el programa, lo que asegura que los alimentos suministrados cumplan con altos estándares de seguridad, sanidad e inocuidad. Estas auditorías son esenciales para proteger la salud de los estudiantes y garantizar que los alimentos sean de calidad.
Además, el anuncio de la adquisición de unidades móviles especializadas para ampliar los servicios oftalmológicos, auditivos y odontológicos en las áreas rurales subraya el compromiso del PAE con un enfoque integral en la salud de los estudiantes. Estas unidades permitirán llevar atención médica a distritos escolares remotos, asegurando un acceso equitativo a servicios de salud.
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