El reciente anuncio del presupuesto para el año 2025, presentado por el presidente Luis Abinader y discutido en el tercer consejo de ministros de su segundo mandato, representa un importante paso en la implementación de la Ley de Responsabilidad Fiscal, aprobada recientemente en la República Dominicana. Esta ley establece nuevas directrices para el manejo del gasto público, con el objetivo de garantizar la estabilidad macroeconómica y reducir la deuda del país a niveles sostenibles.
De acuerdo con el ministro de Hacienda, Jochi Vicente, el presupuesto proyectado para 2025 asciende a RD$1 billón 484 mil millones, con un déficit del 3.1% del Producto Interno Bruto (PIB). Este déficit se encuentra dentro de los márgenes aceptables en términos de sostenibilidad fiscal, permitiendo un equilibrio entre las necesidades de inversión en sectores críticos y el manejo prudente de las finanzas públicas.
La Ley de Responsabilidad Fiscal impone un tope en el crecimiento del gasto primario, lo que implica que el gobierno deberá controlar el incremento de sus gastos corrientes y de capital. Esta medida busca no solo mejorar la eficiencia en la asignación de recursos públicos, sino también ofrecer previsibilidad y transparencia en la política fiscal a largo plazo.
Control del gasto y sostenibilidad fiscal
Uno de los aspectos más relevantes de la Ley de Responsabilidad Fiscal es la fijación de un límite en el crecimiento del gasto primario. El objetivo es lograr una reducción gradual de la deuda pública del país, con la meta de que ésta no supere el 40% del PIB para el año 2035. Este tipo de legislación es común en países que buscan mejorar su posición fiscal y proyectar una imagen de estabilidad ante los mercados internacionales.
El control del gasto se justifica no solo por la necesidad de cumplir con los compromisos internacionales de deuda, sino también por la importancia de generar confianza en los inversores, tanto nacionales como extranjeros. Un manejo adecuado de la deuda y del gasto puede generar un entorno de estabilidad que fomente el crecimiento económico sostenible y la creación de empleos.
Asignaciones presupuestarias clave
Dentro del presupuesto 2025, se han priorizado partidas destinadas a áreas de alta importancia social y económica. Se ha asignado un total de RD$54 mil millones para programas sociales, lo que representa una inversión significativa en el bienestar de la población más vulnerable. Estos programas incluyen subsidios y apoyos directos a familias de bajos ingresos, con el objetivo de mitigar los efectos de la inflación y mejorar el acceso a bienes y servicios básicos.
En cuanto al sector energético, se han destinado RD$83 mil millones al subsidio eléctrico, una medida clave para garantizar la estabilidad de los precios de la energía y evitar fluctuaciones significativas que puedan afectar el costo de vida de los ciudadanos. Este subsidio es crucial en un contexto global de inestabilidad en los precios de las materias primas, donde la volatilidad de los precios del petróleo y el gas natural puede tener un impacto significativo en los costos de producción y consumo de energía.
Además, se han reservado RD$10 mil millones para el subsidio de combustibles, una partida igualmente relevante dado el impacto que los costos del combustible tienen sobre la economía en general, especialmente en el transporte y la producción agrícola.
Inversiones en infraestructura
El presupuesto también prioriza inversiones en infraestructura, con un enfoque en proyectos que mejoren la movilidad urbana y la conectividad del país. Entre las iniciativas más destacadas se encuentra la terminación del monorriel de Santiago, con una asignación de RD$24 mil millones, y la línea 2C del Metro de Santo Domingo, a la que se destinarán RD$12 mil 500 millones. Estas obras son esenciales no solo por su impacto en la reducción del tiempo de transporte, sino también por los beneficios económicos que generan a largo plazo al mejorar la eficiencia logística y reducir el costo del transporte de personas y mercancías.
Estas inversiones también se alinean con los objetivos de desarrollo económico del país, ya que se espera que proyectos de esta magnitud promuevan la creación de empleos directos e indirectos, dinamizando así las economías locales y regionales.
Desafíos y oportunidades
A pesar de las asignaciones presupuestarias y los esfuerzos por controlar el gasto, el desafío más importante para el gobierno dominicano será garantizar la ejecución efectiva y transparente de los recursos. El éxito de este presupuesto dependerá en gran medida de la capacidad del gobierno para implementar los proyectos dentro de los plazos establecidos y bajo los costos proyectados, evitando desviaciones y sobrecostos que puedan afectar el déficit fiscal.
La República Dominicana enfrenta una oportunidad única para consolidar su estabilidad macroeconómica y proyectar una imagen de confianza ante los mercados internacionales. El marco de la Ley de Responsabilidad Fiscal es un primer paso hacia ese objetivo, pero su implementación efectiva requerirá un esfuerzo continuo y coordinado por parte de todas las instituciones públicas.
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