Chad McQueen, el actor más conocido por su papel de Dutch en las películas clásicas de The Karate Kid y también hijo del icónico actor Steve McQueen, falleció este miércoles en su hogar en Palm Desert, California, a la edad de 63 años. La noticia fue confirmada por su familia a través de una emotiva publicación en redes sociales, en la que compartieron una foto de Chad cuando era niño junto a su famoso padre. Según su abogado y amigo de toda la vida, Arthur Barens, la causa de su muerte fue una falla orgánica.
A lo largo de su carrera, Chad McQueen participó en más de 25 películas y programas de televisión, desempeñando roles como actor, productor y en otras áreas detrás de cámaras. Sin embargo, su actuación más reconocida fue la del problemático matón «Dutch» en la película adolescente de 1984, The Karate Kid. En esta cinta, Chad interpretó a un miembro del dojo Cobra Kai, junto a Johnny Lawrence (William Zabka). Su personaje se destacó por su implacable crueldad hacia Daniel LaRusso (Ralph Macchio), especialmente en la recordada escena de Halloween, en la que Dutch y su pandilla agreden brutalmente a LaRusso.
Un legado cinematográfico y una pasión por las carreras
Si bien Chad McQueen retomó su papel de Dutch en la secuela The Karate Kid Part II, estrenada en 1986, su carrera en Hollywood no fue tan prolífica como la de su padre. Tras trabajar en otros proyectos cinematográficos como New York Cop (1993), donde interpretó a un detective japonés en los Estados Unidos, y Red Line (1995), un thriller sobre un ladrón de coches, Chad decidió alejarse de la industria del cine y seguir otro de sus grandes amores: las carreras de automóviles, una pasión que compartía con su padre, Steve McQueen.
En una entrevista de junio de 2017 con el sitio web de cine FlickFeast, Chad habló sobre su atracción por los deportes de motor, mencionando que su amor por los autos había sido inculcado por su padre desde temprana edad. «Estaba rodeado de dos cosas: cine y deportes de motor, y los deportes de motor siempre parecían atraerme más», dijo Chad. Describió el entusiasmo de su padre por los coches como algo tan contagioso que lo marcó para toda la vida.
Chad McQueen participó en prestigiosas competiciones automovilísticas como las 24 Horas de Le Mans y las 12 Horas de Sebring, donde demostró su habilidad al volante. Además, en 2010 fundó McQueen Racing, una empresa dedicada al desarrollo de coches y motocicletas de alto rendimiento. Este emprendimiento le permitió continuar con su legado familiar, combinando su amor por la velocidad y el diseño automovilístico.
Un accidente que cambió su vida
A pesar de su éxito en el mundo del automovilismo, la vida de Chad McQueen no estuvo exenta de peligros. En febrero de 2006, sufrió un grave accidente mientras practicaba para la carrera Rolex 24 de Daytona en el International Speedway de Daytona. El accidente le dejó con múltiples lesiones: se rompió el cuello, una pierna, un brazo, varias costillas y sufrió un colapso pulmonar. Estuvo en coma durante casi un mes, y aunque logró sobrevivir, el evento marcó profundamente su vida. En una entrevista con The Sunday Times en 2017, Chad reflexionó sobre su recuperación y cómo el amor por las carreras lo mantuvo enfocado incluso después de aquel trágico evento.
Un adiós a una figura polifacética
Con su muerte, se cierra un capítulo en la historia de una familia que dejó una huella indeleble en la cultura popular. Mientras que Steve McQueen fue un ícono del cine de los años 60 y 70, su hijo Chad optó por un camino propio, dividido entre el mundo del cine y los deportes de motor. Aunque su legado en la pantalla no alcanzó las alturas de su padre, su papel como Dutch en The Karate Kid siempre será recordado por los fanáticos de la saga.
El fallecimiento de Chad McQueen a los 63 años deja un vacío en ambos mundos, pero su espíritu y legado perduran tanto en sus películas como en la adrenalina que compartió con su padre en las pistas de carreras.
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