La inflación en Latinoamérica ha incrementado significativamente el costo de criar hijos, afectando a las familias y retrasando la independencia de los jóvenes. Este fenómeno está provocando una caída en las tasas de natalidad y plantea serios desafíos económicos y sociales para la región.
En un contexto donde el costo de vida se ha disparado, criar un hijo se ha convertido en una tarea aún más onerosa para las familias latinoamericanas. La inflación ha afectado prácticamente todos los aspectos de la vida diaria, desde la educación hasta el costo de los alimentos, haciendo que las familias deban ajustar sus presupuestos y reconsiderar sus decisiones sobre tener hijos.
La natalidad en Latinoamérica es una preocupación creciente. Según el Centro Latinoamericano y Caribeño de Demografía (Celade), se prevé que las personas de 60 años y más superarán a las menores de 15 años en 2047. Este cambio demográfico tendrá profundas implicaciones para la economía y el tejido social de la región.
El bono demográfico en Latinoamérica y el Caribe terminará en 2029, según explicó Simone Cecchini, director de Celade – División de Población de la CEPAL, a Bloomberg Línea. Esto significa que para ese año, la población dependiente (menores de 15 años y mayores de 65 años) crecerá más que la población en edad de trabajar (de 15 a 64 años).
El costo de criar un hijo varía considerablemente en la región, dependiendo de factores como el nivel de ingresos, la clase social y el país específico. Por ejemplo, en Brasil, el profesor de Finanzas Aplicadas Alexandre Ripamonti estima que criar a un hijo desde el nacimiento hasta la graduación puede costar hasta R$2′107.600 (unos US$408.000) para las familias cuyos ingresos superan los 20 salarios mínimos al mes.
Ripamonti también señala que cuanto más dinero tienen las familias, más presupuesto destinan para la educación de sus hijos. Este esfuerzo inicial se traduce en mayores ingresos futuros para toda la familia, reflejando un beneficio transgeneracional. Las políticas públicas actuales intentan aumentar la inversión en educación infantil para asegurar un futuro profesional exitoso para los estudiantes.
En Argentina, el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) monitorea el costo de la canasta de crianza de la primera infancia, niñez y adolescencia. En abril, el valor mensual de esta canasta fue de ARS$309.616 (unos US$255,88) para los menores de un año y de ARS$388.010 (unos US$320,67) para los de 6 a 12 años.
Una pareja argentina, que prefirió no ser citada, explicó que el costo de criar un hijo es un factor determinante al decidir tener otro. La inversión en educación privada es alta, lo que a veces es necesario debido a la percepción de que es mejor que la pública en ciertos sectores.
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Federico De Cristo, profesor de la Facultad de Ciencias Empresariales de la Universidad Austral en Argentina, estima que el costo de criar un hijo en la clase media y clase media alta del Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) puede llegar a ser significativo. La salud privada y la educación son los principales costos, sumando millones de pesos a lo largo de los años.
En México, la entidad financiera BBVA señala que los costos de tener un hijo desde su nacimiento hasta los 18 años pueden incluir entre MX$36.000 y MX$90.000 (US$2.143 y US$5.357) en ropa y hasta MX$3′200.000 en alimentos (unos US$190.500). La educación puede costar aproximadamente MX$3′500.000 (unos US$208.359).
La Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (Condusef) en México calcula que se requiere un colchón de cerca de MX$260.000 (unos US$15.476) para cubrir los primeros nueve meses de gestación y los primeros nueve meses de vida del bebé.
Un reporte del Centro de Estudios Espinosa Yglesias indica que una familia en la Ciudad de México con dos hijos requería MXN$27.198 (unos US$1.617) por quincena en 2020 para cubrir sus necesidades de forma digna. En otras ciudades como Puebla, Monterrey o Guadalajara, el promedio era de MX$25.448 (unos US$1.514).
En Colombia, Sergio Hernández, un joven padre de familia, menciona que el costo de criar un hijo ha aumentado debido a la cultura del consumo y las tendencias de las redes sociales, que promueven productos y servicios costosos o innecesarios. Sin embargo, él y su esposa han encontrado formas de ahorrar, como comprar ropa y artículos de bebé en Estados Unidos a través de casilleros virtuales.
Aunque han notado un aumento en los gastos fijos, su gestión financiera les ha permitido evitar los excesos impulsados por las tendencias de consumo. En Bogotá, el costo de criar un hijo hasta que termine la universidad varía considerablemente según la estratificación social, con cifras que oscilan entre COP$127 millones (unos US$33.042) y COP$1.417 millones (unos US$368.678).
Omar Patiño, director de doctorados en la Universidad EAN y autor de un estudio sobre el tema, señala que la educación es uno de los mayores costos para los padres, independientemente del nivel socioeconómico. Muchos padres sacrifican otros aspectos del presupuesto familiar para asegurar una mejor educación para sus hijos.
La inflación y los costos crecientes de servicios esenciales como salud, educación y vivienda están dificultando la crianza de hijos en toda Latinoamérica. Las familias deben considerar cuidadosamente su panorama financiero antes de tomar decisiones sobre tener hijos. La inversión en educación es crucial para garantizar un futuro prometedor para los hijos y para el desarrollo económico de la región.
El impacto de la inflación en el costo de criar hijos está retrasando la independencia de los jóvenes, ya que muchos deciden posponer su salida del hogar familiar debido a los desafíos económicos. Esta situación está provocando una caída en las tasas de natalidad, lo que a largo plazo puede tener consecuencias significativas para la estructura demográfica y económica de Latinoamérica.
Las tasas de natalidad en descenso son una señal de alarma para los gobiernos de la región, que deben implementar políticas efectivas para apoyar a las familias y fomentar un entorno económico más estable y favorable para la crianza de hijos. Esto incluye inversiones en educación, salud y vivienda, así como medidas para controlar la inflación y mejorar el poder adquisitivo de las familias.
El futuro económico de Latinoamérica depende en gran medida de cómo se aborden estos desafíos. Es esencial que los gobiernos, las instituciones y las familias trabajen juntos para encontrar soluciones que permitan a la región prosperar y asegurar un futuro mejor para las próximas generaciones.
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