Santo Domingo.– La crisis haitiana ha escalado al centro del debate político dominicano, luego de que el presidente Luis Abinader cursara invitaciones formales a los exmandatarios Danilo Medina, Leonel Fernández e Hipólito Mejía para una reunión conjunta el próximo 14 de mayo. El propósito: acordar una postura nacional consensuada ante la creciente desestabilización del vecino país.
Sin embargo, la convocatoria no ha sido bien recibida de forma unánime. Según reveló esta mañana el periodista Eddy Alcántara, Fernández y Medina habrían condicionado su participación al desarrollo de reuniones bilaterales, no conjuntas. De acuerdo con fuentes citadas por el comunicador, ambos expresidentes rechazan dialogar en un mismo espacio con el presidente Abinader, lo que deja al descubierto las tensiones latentes entre La Fuerza del Pueblo y el Partido de la Liberación Dominicana (PLD).
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Durante el programa “Hoy Mismo”, los panelistas criticaron abiertamente esta postura. Coincidieron en que, ante la gravedad del tema haitiano, el interés nacional debe imponerse a rivalidades políticas personales. Recordaron que tanto Fernández como Medina, en sus respectivos mandatos, apelaron constantemente al diálogo nacional como herramienta de concertación política y social.
La decisión de los expresidentes de condicionar su participación representa un revés para los intentos de presentar una postura unificada frente a la crisis haitiana, que se agrava con el paso de los días. El incremento en la presencia de ciudadanos haitianos indocumentados ha obligado al gobierno dominicano a reforzar los operativos de deportación y endurecer el control fronterizo.
El llamado al diálogo sobre Haití se produce en un contexto regional complejo, donde la comunidad internacional ha mostrado más críticas que acciones concretas frente al colapso institucional de Haití. Para muchos analistas, la inacción extranjera ha trasladado el peso de la crisis al gobierno dominicano, lo que exige una respuesta consensuada y libre de intereses partidarios.
El presidente Abinader había fundamentado su iniciativa en la necesidad de consolidar una visión de Estado. En sus cartas personalizadas a los exmandatarios, destacó el carácter histórico del momento y la urgencia de construir una salida articulada. A Medina lo calificó de pragmático y orientado a resultados, mientras que a Fernández le atribuyó visión estratégica. A ambos les solicitó “deponer diferencias por el bien de la patria”.
La negativa a dialogar en conjunto no solo evidencia la fragmentación dentro de la oposición política, sino que también envía una señal preocupante al electorado sobre las prioridades reales de sus líderes.
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