Washington D.C., 26 de enero de 2025.– Un grave accidente Black Hawk en DC provocó la colisión mortal entre un helicóptero militar y el vuelo 5342 de American Airlines, cobrando la vida de las 67 personas a bordo de ambas aeronaves. Según una investigación de The New York Times, la piloto del Black Hawk desoyó la instrucción de su copiloto de girar a la izquierda segundos antes del impacto, lo que desencadenó la tragedia.
Los datos preliminares revelan que la aeronave militar violó la altitud máxima permitida para el corredor junto al río Potomac. El análisis de la grabadora de vuelo confirma que el helicóptero sobrevolaba entre 278 y 400 pies, superando en más de 78 pies el límite de 200 pies establecido por el control de tráfico aéreo. Esta discrepancia situó al Black Hawk directamente en la trayectoria de descenso del CRJ700, que rondaba los 313–325 pies en su aproximación final al Aeropuerto Nacional Reagan, precipitando así el fatal accidente Black Hawk en DC.
La investigación de la Junta Nacional de Seguridad del Transporte (NTSB) detectó además inconsistencias en las lecturas de altitud. Mientras la grabadora mostraba datos inválidos de altitud por presión, la tripulación reportó valores dispares: la piloto al mando indicó 300 pies, y el instructor—funcionando como copiloto—mencionó 400 pies. La presidenta de la NTSB, Jennifer Homendy, calificó estas lecturas de “conflictivas”, apuntando a un posible mal funcionamiento del altímetro o a errores de interpretación en cabina.
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Otro factor crítico en el accidente Black Hawk en DC fueron las limitaciones de las gafas de visión nocturna (NVG). Aunque estas gafas mejoran la visibilidad en la oscuridad, restringen el campo visual a 40° y distorsionan la percepción de profundidad en entornos urbanos con alta contaminación lumínica. Expertos citados por la NTSB advirtieron que el uso de NVG puede aumentar la carga de trabajo y provocar ceguera temporal al exponerse a luces brillantes, como los sistemas anticolisión de los aviones. Según el informe, la tripulación del Black Hawk portaba NVG durante el vuelo, lo que pudo “dificultar ver lo que ocurría en el cielo”.
Además, una instrucción clave del control de tráfico para que el Black Hawk “pasara detrás” del jet quedó parcialmente enmascarada por una transmisión de radio desde la misma cabina apenas 17 segundos antes del choque. Este solapamiento comunicacional impidió que la piloto recibiera a tiempo la maniobra correcta, factor que se suma a las causas del accidente Black Hawk en DC.
Frente a estos hallazgos, la NTSB recomendó revisar los protocolos de altitud en corredores urbanos, mejorar la calibración de los altímetros de los helicópteros y reforzar el entrenamiento en comunicaciones bajo NVG. Asimismo, urge implementar procedimientos que eviten interferencias en las transmisiones críticas de control de tráfico aéreo.
Con este informe, las autoridades aeronáuticas buscan evitar la repetición de un suceso tan devastador como el accidente Black Hawk en DC, y garantizar que las lecciones aprendidas se traduzcan en mejoras reales de seguridad en el espacio aéreo nacional.
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