En un país donde casi la mitad de la población adulta aún no tiene acceso a servicios financieros formales, las Fintech ofrecen soluciones innovadoras. Pero ¿realmente pueden cerrar la brecha de inclusión o solo digitalizar la exclusión?
¿Has intentado abrir una cuenta bancaria sin un historial crediticio o acceso a internet?
Es un reto para muchos dominicanos, especialmente aquellos fuera de las grandes ciudades. Las Fintech han llegado para cambiar esto, ofreciendo soluciones rápidas y accesibles. Sin embargo, la pregunta sigue siendo: ¿realmente pueden llegar a todos los rincones del país y cerrar la enorme brecha de inclusión financiera?
Aunque las Fintech prometen transformar la manera en que manejamos el dinero, millones de dominicanos aún están fuera del sistema financiero formal. En un mundo digital, el acceso a los servicios bancarios sigue siendo un privilegio. ¿Son las Fintech una verdadera solución?
Fintech en América Latina y el Caribe
El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en su “IV informe Fintech en América Latina y el Caribe” resalta la importante expansión del ecosistema Fintech en la región, alcanzando 3,069 empresas en 26 países. Lo que significó, comparado con el 2017, un crecimiento de más de 340% al año 2023. Las economías que concentran la mayor cantidad de estas empresas son Brasil, México y Colombia, representado en conjunto el 57% del total general de la región.
En cuanto a los segmentos más desarrollados, destacan:
- Pagos y Remesas, con 632 empresas (21% del total),
- Préstamos, con 591 (19%), y
- Gestión de Finanzas Empresariales, con 413 (13%).
Estos tres sectores han mantenido de forma consistente los primeros lugares en el ecosistema Fintech, con crecimientos anuales promedio de 24%, 31% y 28%, respectivamente, de acuerdo con el mencionado informe.
Para tener una visión más clara de la distribución total de estas empresas por país, veamos la siguiente tabla:
Como se puede observar, existe una concentración significativa en los cinco primeros países del ranking, los cuales agrupan cerca del 80 % del total. La República Dominicana, con 65 empresas, representa aproximadamente un 2.12 % y ocupa la octava posición. Es oportuno destacar que, aunque estos países tienen una población mucho mayor, la tasa de empresas Fintech por cada 100,000 habitantes es incluso más alta en la República Dominicana que en Brasil y México.
Una brecha profunda y persistente
En República Dominica, cerca del 45% de la población adulta no tiene acceso a servicios financieros formales de acuerdo con la Encuesta Nacional de Inclusión y Educación Financiera (ENIEF) 2023 del BCRD. Esto incluye personas sin cuentas bancarias, sin acceso a tarjetas de débito o crédito y, por tanto, sin historial crediticio. Los más afectados suelen vivir en zonas rurales, en condiciones de informalidad económica o con bajos niveles de educación financiera.
Esta exclusión financiera no solo limita las oportunidades económicas de millones de personas, sino que profundiza la desigualdad y reduce la capacidad del país para avanzar hacia una economía más moderna, productiva e inclusiva.
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No obstante, el informe presentado por el BCRD muestra un porcentaje interesante del total de personas que les gustaría tener algún producto, un 66%. Interesante porque, aunque está dentro del alcance de la meta contemplada en la Estrategia Nacional de Inclusión Financiera, denota poco o ningún interés en un porcentaje muy alto de personas en la tenencia de algún producto financiero.
Lo remarcable aquí, es la evidente necesidad de educación financiera que ayude a revertir el bajo interés en productos financieros.
África como referente: Inclusión sin bancarización tradicional
En Kenia en 2007, lanzaron una plataforma revolucionó el acceso a servicios financieros denominada M-PESA. Esta, ha sido catalizadora para que hoy más del 84% de adultos kenianos utilicen servicios financieros formales (Findex, 2021), muchos exclusivamente a través de su teléfono móvil.
Como si fuera poco, en este continente se encuentra la región con mayor proporción de usuarios de dinero móvil en el mundo, África Subsahariana. En 2021, el 33% de los adultos tenían una cuenta de dinero móvil, comparado con apenas 4% en América Latina y el Caribe (Global Findex 2021).
Se debe destacar que muchos africanos nunca han pisado una sucursal bancaria, pero usan aplicaciones y funcionalidades para ahorrar, recibir remesas, pagar facturas y obtener microcréditos.
¿Cómo funciona? Aunque la plataforma subyacente de M-PESA es la misma, la tecnología de interfaz de usuario difiere entre Safaricom en Kenia y Vodacom en Tanzania. Safaricom utiliza herramientas SIM para ofrecer menús directamente en el teléfono, mientras que Vodacom emplea tecnología USSD para proporcionar acceso a través de menús interactivos. En términos simples, en ambos casos no es necesario internet.
Las Fintech: innovación que promete inclusión
Las Fintech están transformando el panorama financiero con productos como billeteras digitales, microcréditos en línea, plataformas de pago móvil y herramientas para freelancers. Su modelo es más ágil y flexible que el de la banca tradicional.
En los últimos años, República Dominicana ha visto emerger un ecosistema Fintech creciente. Según la Superintendencia de Bancos, al cierre del primer trimestre de 2024 el 69% de las entidades de intermediación financiera tienen alianzas estratégicas con alguna Fintech en el país, un incremento de 38% en los últimos cuatro años.
En su portal, la Asociación Dominicana de Empresas Fintech (ADOFINTECH), señala la distribución de las Fintech y productos operando al 2023 es la siguiente:
Entre las verticales identificadas, aquellas con mayor impacto directo en la inclusión financiera son: pagos digitales, créditos digitales, neobancos, activos virtuales, y activos financieros y mercados de capitales. Estas últimas, aunque suelen requerir una cuenta bancaria vinculada, son utilizadas principalmente por usuarios ya integrados al sistema financiero, debido a la necesidad de convertir o transferir a dinero en efectivo los recursos generados, como es el caso de los activos virtuales.
Sin embargo, aunque el crecimiento es prometedor, el alcance todavía es limitado. La mayoría de estas empresas opera en entornos urbanos y entre usuarios con acceso a tecnología. La innovación aún no ha alcanzado plenamente a quienes más la necesitan.
¿Estamos cerca de cerrar la brecha?
Las Fintech tienen ventajas clave: no requieren presencia física, operan 24/7, son más accesibles y en muchos casos no exigen documentación compleja. Esto les permite llegar a segmentos tradicionalmente excluidos por la banca.
Pero hay barreras importantes que impiden que ese potencial se convierta en realidad:
- Brecha digital: Muchas personas aún no tienen acceso a internet estable ni a teléfonos inteligentes.
- Desconfianza en lo digital: Persisten dudas sobre la seguridad y confiabilidad de estas plataformas, especialmente entre adultos mayores.
- Falta de educación financiera: Incluso con acceso, muchos usuarios no saben cómo aprovechar estos servicios o los usan de forma limitada.
- Marco regulatorio en desarrollo: Aunque hay avances, aún no existe una ley específica que regule el sector Fintech de forma integral.
El rol del Estado: regulación y voluntad política
El problema principal de la inclusión de nuevas tecnologías en los diferentes verticales es la velocidad en que ocurren, pues el marco normativo se ve retado constantemente por la innovación. El riesgo de quedar obsoleto o insuficiente es constante, esto, es justamente lo que ocurre con las Fintech y su regulación; queda a deber.
Aunque entidades reguladoras como el Banco Central y las Superintendencias de Bancos, del Mercado de Valores y de Seguros han impulsado iniciativas como el Hub de Innovación Financiera para orientar al sector, la ausencia de un marco jurídico integral es evidente. Se requiere un ordenamiento que no solo acompañe el desarrollo e inserción de las Fintech, sino que también promueva la competencia y garantice la protección del consumidor.
Además, el Banco Central y la Superintendencia de Bancos han impulsado iniciativas de educación financiera y acceso digital, así como la implementación de un “sandbox regulatorio” que permite probar modelos innovadores en un entorno controlado. Esto, con el objetivo de promover la innovación y entenderla en el contexto de la regulación vigente o la que resulte necesaria.
No obstante, aún queda camino por recorrer. El reto es articular políticas públicas que conecten innovación, inclusión y equidad, asegurando que el desarrollo del sector Fintech no deje atrás a quienes ya están fuera del sistema.
Conclusión: inclusión digital no es inclusión financiera
Las Fintech no son una solución mágica, pero sí representan una oportunidad real para transformar el acceso al sistema financiero. Para que esa promesa se materialice, es necesario un enfoque más amplio: políticas integradas, mejor conectividad, educación digital y un entorno regulatorio claro.
En esta línea, una enseñanza importante es el caso de África, que no esperó a tener una infraestructura bancaria tradicional fuerte la para avanzar en la inclusión financiera. Lo hizo saltando directamente al dinero móvil, demostrando que la innovación puede cerrar brechas estructurales incluso en contextos precarios.
Lo cierto es que, en República Dominicana, la inclusión financiera sigue siendo una tarea pendiente. Si logramos aprovechar el potencial de la tecnología con una mirada centrada en las personas, podríamos estar más cerca de cerrar la brecha. Pero si no lo hacemos, corremos el riesgo de crear una nueva forma de exclusión, más moderna, pero igual de injusta.
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