Washington, D.C. – El Servicio Interno de Impuestos (IRS) atraviesa una de sus etapas más turbulentas en décadas. Mientras millones de estadounidenses presentan sus declaraciones fiscales, la agencia ha sido arrastrada al centro de una tormenta política y administrativa bajo el segundo mandato del presidente Donald Trump.
En solo una semana, el IRS ha tenido tres comisionados interinos, en medio de despidos, jubilaciones anticipadas y denuncias sobre interferencias políticas. A esta inestabilidad se suma la intención del mandatario de revisar el estatus fiscal de organizaciones sin fines de lucro, una medida sin precedentes que, según expertos, amenaza con politizar una agencia históricamente neutral.
“El liderazgo marca el tono, particularmente en este entorno”, advirtió Janet Holtzblatt, investigadora del Urban-Brookings Tax Policy Center. La experta señaló que la rápida rotación de líderes y el éxodo de funcionarios experimentados podría impactar gravemente la eficiencia operativa del IRS.
Tres líderes en una semana
El caos comenzó con la renuncia de Douglas O’Donnell, primer comisionado interino nombrado por Trump, tras críticas por la supuesta entrega de datos fiscales al Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE). Luego, Melanie Krause, quien lo sucedió brevemente, dimitió tras revelarse un acuerdo de cooperación entre el IRS y el Departamento de Seguridad Nacional para compartir información fiscal con el ICE.
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Posteriormente, Gary Shapley, reconocido denunciante vinculado al caso Hunter Biden, ocupó el puesto por unos días hasta ser sustituido por Michael Faulkender, designado por el Tesoro. La decisión habría generado tensiones internas, según reportó The New York Times, al afirmar que el secretario del Tesoro, Scott Bessent, desconocía el nombramiento de Shapley, atribuyéndolo a una supuesta sugerencia del asesor presidencial Elon Musk.
Modernización y despidos en curso
Faulkender, en sus primeras declaraciones, aseguró que modernizará el IRS en “dos años y a una fracción del costo”, resaltando que por 35 años la agencia ha estado “a cinco años de modernizarse”.
No obstante, el panorama laboral interno es desolador. El DOGE ha encabezado recortes significativos que podrían traducirse en la pérdida de miles de empleados, justo en medio de la temporada más activa del año fiscal.
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A pesar de los desafíos, los datos recientes indican que el IRS ha recibido más de 117 millones de declaraciones y procesado **reembolsos por USD 228,700 millones, una muestra de la resiliencia de su personal.
Nombramiento polémico
El nominado oficial de Trump para dirigir la agencia, el excongresista de Missouri Billy Long, aún espera la audiencia de confirmación. Sin embargo, su candidatura enfrenta obstáculos: senadores demócratas han solicitado una investigación sobre su presunta participación en esquemas relacionados con créditos fiscales fraudulentos. De momento, Long no ha emitido comentarios.
Expertos en política tributaria y exfuncionarios del IRS temen que la polarización actual deteriore la confianza en la agencia, afectando su rol recaudador y su capacidad de brindar servicios a los contribuyentes.
La intervención presidencial en el IRS —particularmente sobre entidades sin fines de lucro— ha levantado alertas sobre la independencia del organismo. La posibilidad de que la política fiscal sea usada como herramienta de presión amenaza con debilitar aún más las instituciones federales y erosionar la fe pública.
Con la temporada de impuestos aún en marcha, y en ausencia de un liderazgo confirmado y estable, el IRS enfrenta uno de sus mayores retos: mantener su integridad operativa en medio de un entorno político convulso.
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