El próximo 6 de enero, el Congreso de Estados Unidos certificará formalmente la victoria de Donald Trump como presidente, marcando su regreso triunfal a la Casa Blanca tras su derrota en 2020. Este evento, considerado una formalidad constitucional, coincide con el cuarto aniversario del asalto al Capitolio, un episodio que conmocionó al país y al mundo.
En un contraste irónico con los eventos de 2021, esta vez el único inconveniente previsto no es político, sino meteorológico. Una tormenta invernal amenaza con cubrir de nieve gran parte de Estados Unidos, incluida la capital, lo que podría complicar el traslado de los legisladores al Capitolio.
Preparativos bajo alerta
El presidente de la Cámara de Representantes, el republicano Mike Johnson, advirtió a los legisladores sobre la importancia de su asistencia. “La ley lo exige”, enfatizó, insistiendo en que el Congreso debe garantizar la certificación presidencial a pesar de las condiciones climáticas.
“El 6 de enero, a las 13:00 horas, estemos o no en medio de una tormenta de nieve, estaremos en esta sala para garantizar la certificación de Trump”, afirmó Johnson.
Entre los partidarios más férreos del expresidente, la determinación de participar en el evento es evidente. La legisladora republicana Marjorie Taylor Greene publicó en su cuenta de X: “Estoy aquí y caminaré hasta el Capitolio si es necesario”.
Contrastes con el 2021
La certificación presidencial es una tradición que precede la toma de posesión oficial, programada para el 20 de enero. En esta ocasión, será liderada por Kamala Harris, quien como vicepresidenta saliente desempeñará un papel simbólico al oficializar la victoria de su rival político.
Hace cuatro años, el contexto fue muy distinto. En 2021, miles de seguidores de Trump irrumpieron en el Capitolio tras su llamado a “luchar como demonios” contra la certificación de Joe Biden. Los disturbios resultaron en cuatro muertes y una crisis política sin precedentes.
Trump, que entonces insistió sin pruebas en que le habían “robado” las elecciones, observó los eventos desde la Casa Blanca antes de pedir calma varias horas después.
Un tema incómodo para los republicanos
A pesar del impacto de aquellos eventos, muchos votantes y líderes republicanos han preferido dejar atrás el episodio. “Yo no miro por el espejo retrovisor”, declaró recientemente el senador John Thune, líder de la mayoría republicana en el Senado.
Sin embargo, las tensiones persisten. En diciembre, Trump prometió considerar desde su “primer día” en el cargo la posibilidad de indultar a los participantes del asalto al Capitolio, una medida que enfrenta rechazo tanto entre demócratas como en sectores policiales que estuvieron presentes en los disturbios.
Mientras los republicanos celebran el regreso de Trump, el aniversario del 6 de enero revive preguntas incómodas sobre la salud democrática del país y la capacidad de superar las divisiones que lo han marcado en los últimos años.
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