El abrumador apoyo con el que contaba Daniel Noboa al inicio de su mandato se ha desmoronado, según los últimos sondeos, a pocos meses de las elecciones presidenciales de febrero de 2025. Esto no solo genera incertidumbre política, sino que también está afectando directamente el desempeño de los bonos de ecuador, que han sufrido caídas significativas en los últimos meses.
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Una encuesta de Comunicaliza, publicada el 15 de noviembre, sitúa la popularidad de Noboa en un 28.9%, una caída dramática frente al 80% registrado en enero de este año. Este desplome no solo refleja el descontento ciudadano tras meses de apagones de hasta 14 horas diarias, sino también el impacto de una economía casi estancada, golpeada por una serie de factores externos e internos.
Reformas iniciales impulsaron los bonos, pero los contratiempos frenaron el avance
Noboa asumió el cargo en 2023 con una agenda reformista que rápidamente capturó la atención de los mercados internacionales. Entre sus primeras medidas, destacó un incremento del IVA y la eliminación gradual de subsidios a la gasolina, acciones que desbloquearon USD 14,000 millones en financiamiento de organismos multilaterales como el Fondo Monetario Internacional (FMI). Esto permitió que los bonos ecuatorianos ofrecieran rendimientos superiores al 68%, convirtiéndolos en uno de los más atractivos entre los mercados emergentes, solo por detrás de Argentina.
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Sin embargo, los apagones prolongados que han afectado al país desde septiembre, combinados con la desaceleración económica, han erosionado el respaldo público y deteriorado las condiciones del mercado. Los bonos ecuatorianos con vencimiento en 2035 actualmente se cotizan a USD 54.4 centavos, con rendimientos del 15%, una caída notable en comparación con los inicios de año.
El panorama se complica aún más con las encuestas que sitúan a Noboa en un empate técnico con Luisa González, candidata de izquierda cercana al ex presidente Rafael Correa. Esto ha aumentado los temores de los inversores sobre un posible giro hacia políticas económicas menos favorables para los mercados.
Impacto político y económico de la incertidumbre electoral
La inestabilidad política se ha convertido en una preocupación central para los operadores de bonos y analistas. Según Guillermo Guerrero, jefe de investigación de EMFI Group, “el escenario catastrófico es que gane un candidato de izquierda dura”. Esta posibilidad no solo incrementa la percepción de riesgo, sino que podría generar un aumento en la prima de riesgo que los inversores exigen para mantener los bonos del país.
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A esto se suma la compleja situación legislativa. Incluso si Noboa logra reelegirse, la falta de una mayoría en el Congreso podría obstaculizar la implementación de su agenda, que incluye medidas clave para resolver la crisis eléctrica y fomentar el crecimiento económico. “A corto plazo, a la gente le va a importar si Noboa gana o no las elecciones. Luego está la cuestión abierta de cómo se resuelven los problemas que hay que resolver”, afirmó Jared Lou, gestor de carteras en William Blair.
Paralelismos históricos: el caso de Guillermo Lasso
La situación actual guarda similitudes con la de Guillermo Lasso, quien llegó al poder en 2021 con un respaldo inicial sólido, pero vio cómo su popularidad se desvanecía rápidamente tras una serie de crisis. La decisión de Lasso de disolver el Congreso en 2023 abrió la puerta a las elecciones anticipadas que llevaron a Noboa al poder. Sin embargo, al igual que su predecesor, Noboa enfrenta un entorno político y social altamente polarizado, con desafíos estructurales que han minado su capacidad para consolidar su liderazgo.
¿Qué está en juego para Ecuador?
La incertidumbre actual tiene implicaciones profundas para el país. Ecuador debe enfrentar pagos por USD 900 millones que vencen en 2026, y cualquier cambio en la dirección política podría complicar la capacidad del país para honrar sus compromisos financieros. Además, los analistas advierten que un posible retorno al poder de figuras cercanas a Correa podría incrementar el riesgo de impago, como ocurrió en 2008 bajo su administración.
Por otro lado, los inversores mantienen cierto optimismo respecto a las medidas recientes de Noboa, como la posible recompra de bonos en el marco de un canje de deuda por conservación ambiental. Estas iniciativas, apoyadas por instituciones multilaterales, buscan mejorar el perfil financiero del país a largo plazo.
Sin embargo, el camino hacia la estabilidad depende en gran medida del resultado electoral de abril de 2025. Un segundo mandato de Noboa podría ofrecer continuidad, pero los desafíos internos y externos plantean preguntas sobre su capacidad para recuperar el respaldo perdido y restaurar la confianza de los mercados.
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